Cap XIX

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Su mano estaba firme en mi nuca, parecía muy segura de sus actos, muy segura de no querer soltarme. Yo sabía que no era correcto, pero no podía negarme a ella, su olor embadurnaba mi nariz, incluso mis pulmones llevaban su olor. Sus labios, los más suaves que han existido, cuando al fin abrió paso con su lengua pude notar el sabor suyo mezclado con Whisky, era delicioso, quería emborracharme de ella, completamente. Se separó de mis labios para intentar atraerme a la cama, aunque yo no me dejaba a pesar de desearlo.

- Vamos, no te hagas rogar.. -suplicó ronca-. Por favor Laura.. -me solté de ella dando un salto hacia atrás.

¿Creía que era Laura? Aquello había sido el golpe más bajo que me habían dado nunca. Siempre Laura.. en todo, siempre ella gana, todos la adoran. Sacudí mi cabeza, Laura no tenía la culpa de ser perfecta, el problema era yo.

- Cariño ven.. -volvió a murmurar Claudia.

Desaparecí rápido de aquella habitación, no quería volver nunca, pero sabía que eso jamás lo conseguiría. Daba vueltas por la casa sin sentido, hasta que decidí cambiarme de ropa ya que estaba mojada después de sacarla del agua. Decidí ponerme un vestido rojo algo escotado que se ataba por la nuca y la espalda destapada, me llegaba un poco por encima de las rodillas y me puse unos tacones negros, me maquillé simple pero elegante. Cogí el abrigo negro y el bolso del mismo color, puse todo lo necesario, llaves, cartera y móvil.

Salí directa a una discoteca llamada Totem, era para adultos de entre 25 y 40 años, justo lo que necesitaba.

CLAUDIA

Me desperté sola en aquella cama, podía percibir el olor suyo, era obvio estaba en su casa, pero era más fuerte de lo habitual. Cuando me destapé me di cuenta que estaba desnuda, con lo cual fui en busca de ropa en el armario, me puse unos pantalones de pijama grises un tanto anchos, con los calcetines gruesos de invierno por encima del pantalón, y un jersey ancho aunque no mucho, de color blanco que dejaba un poco a la vista mis hombros dependiendo de mi postura. Me hice un moño ya que tenía el pelo muy alborotado.

- Buenos días dormilona. -entró Laura por la puerta.

- Mmm.. -protesté cariñosamente a la vez que estiraba el cuerpo-. ¿Qué hora es? Me muero de hambre..

- -empezó a reir sin parar mientras se acercaba más a mi-. Son las 12:35. -y me dio un dulce beso en los labios.

- Es pronto aun, pensaba que serían las 15:00 o así. -me reí y ella se incorporó alejándose de mis labios-. Quiero más.. -puse morritos para que me besara más.

- Si empezamos no pararemos. -susurró mientras se ponía a ahorcajadas encima mío.

- No quiero parar.. -respondí acariciándole apasionadamente la espalda, llevábamos poco pero su respiración ya sonaba más pesada y caliente.

- Tus dedeos son órdenes. -y sin más se apoderó de mis labios, haciendo que yo perdiera por completo la cordura.

Su olor empezó a inundar la habitación, tanto su olor corporal como su olor íntimo. Yo tan solo la deseaba dentro de mí, en lo más hondo que llegara. Por el momento me limitaba a presionarla contra mí haciendo que cada vez su peso me aplastara más, cosa que me encantaba. Nuestras respiraciones pedían a gritos aire, relajación, pero nosotras hacíamos lo contrario, cada vez nos ahogábamos más, respirábamos más fuerte pero no se llenaban los pulmones, nuestras lenguas jugaban entre ellas ignorando al resto de nuestros cuerpos. Empezaba a hacer demasiada calor, y más con todo aquello puesto, por lo cual me incorporé la parte de arriba quedándome sentada y con sus pechos en frente de mis ojos, se marcaban a través de la fina camiseta, lo cual iba sin sostén. Ignorando lo que iba a quitarme le levanté la camiseta por encima de sus pechos y me apoderé sin más del derecho.

Mi profesora de Inglés COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora