Epílogo

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Víspera de navidad, un año después

El tema de conversación que mantenía entretenido a prácticamente toda la población de Night Hill, era la fiesta navideña anual de la familia Harrington. El supermercado parecía más la sala de chismes de un club social que el pasillo de enlatados. 

Como era de esperarse, y debido a que el año anterior no hubo fiesta, las personas del pueblo se emocionaron de más cuando empezaron a enviarse las primeras invitaciones. Las personas que la habían recibido alardeaban y los que aún no la tenían parecían molestos, aunque inquietos por llegar a tener una en sus manos... como había escuchado segundos atrás mientras intentaba llegar a la sección de enlatados.

—Me parece un insulto que aún no me hayan enviado mi invitación —escuché a mis espaldas, mientras intentaba decidirme entre una lata de pasta de tomate con queso, o con champiñones. 

—Dicen que Jonah ha vuelto a la ciudad, ¿crees que esté esta noche en la fiesta?

No quería ser una entrometida, en realidad, me parecía gracioso ver como las personas del pueblo se habían asombrado tanto con el regreso de Jonah a Night Hill.

Luego de aquella aventura invernal en las montañas de Midwest hace un año, y de haber conocido la historia de amor más intrigante de todas y que me había calado en lo más profundo de mi interior, la realidad nos golpeó demasiado fuerte, justo como había temido desde un principio.

Mi vida estaba en St. Clair. Tenía un apartamento, un empleo, y tenía planes de iniciar mi posgrado, y por parte de Jonah, aunque él se encontraba relativamente más cerca de Night Hill que yo, también vivía fuera del pueblo, y tenía planes de iniciar su propio negocio. Así que la pregunta al final de la gran aventura de nuestras vidas fue: y ahora, ¿qué?

—No quiero que te preocupes por lo que vaya a pasar —Jonah me había tranquilizado de nuevo aquella noche en la que habíamos vuelto de Midwest.

Él tenía reuniones programadas en Night Hill durante prácticamente todo el mes siguiente luego de que volvimos, y yo tenía solo unos cuantos días libres antes de volver a St. Clair, estaba aterrada, e incluso llegué a pensar en que nuestra historia sería incluso más corta que la de Phillip y Olive, aunque nunca hubiésemos conocido su final.

— ¿Cómo lo haremos funcionar si estamos en ciudades distintas? —le había preguntado, asustada de que no lo consiguiésemos.

Las relaciones a distancia pocas veces resultaban de manera exitosa, e incluso en esos casos el camino era muy complicado.

—Astrid, St. Clair no está en otra galaxia, no me molestaría viajar dos horas para verte, y la ventaja de ser el dueño de tu negocio es que puedo trabajar desde donde sea. Además, si Phillip logró esperar años por su chica, ¿por qué no lo haría yo?

Jonah tenía razón, y aunque al principio no fue para nada sencillo, logramos hacerlo funcionar, con algunas altas y bajas, pero a pesar de todo, habíamos logrado pasar un año completo desde aquel primer reencuentro en la casa de Ivonne.

Las chicas que cuchicheaban a mis espaldas seguían debatiendo que atuendo elegirían para la fiesta de esta noche. Sabía que las invitaciones eran una simple formalidad que la abuela de Jonah estaba acostumbrada a hacer, pero cualquiera podía aparecer por su casa, aunque no tuviese una.

Nadie se perdería la fiesta más esperada del año.

Luego de realizar mis compras completamente innecesarias, me subí al auto de Jonah, quien me estaba esperando en el estacionamiento del supermercado. Aún se encontraba con su computadora portátil abierta, y discutiendo algo relacionado a unos materiales que se habían solicitado para la editorial hace unos meses y debido a las fiestas se habían retrasado con la entrega.

El Corazón de PhillipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora