— ¿Cuántos wafles deseas, querida? —preguntó Ivonne con una risita indiscreta.
Las sonrisas de Ivonne, Glorianna y mi abuela no se había borrado desde que Jonah y yo habíamos llegado del lago. Nos habían estado observado de manera extraña, y comenzaba a hacerse un poco incómodo conforme pasaban los minutos.
—Dos estarán bien, gracias —informé aceptando el plato que Jonah me dio antes de tomar asiento junto a mí.
Ivonne era una mujer encantadora, y en estos últimos días había comenzado a entender la razón de su gusto por vivir sola en lugares apartados alrededor del mundo. No era que Alaska no fuese una buena compañía, pero no podía evitar pensar si se sentiría vacía al estar viajando sin ningún tipo de compañía, y solo viendo a su familia unas tres o cuatro veces al año. Aunque me parecía un lindo gesto que quisiera pasar las festividades con sus amigas.
—Horacio dice que ustedes dos encontraron algo en el bosque.
Por supuestos, Hoz y su bocota.
¿En qué momento se habría dado cuenta?
—Fue a darle un paseo a Alaska, y los vio junto al lago muy concentrados leyendo un libro —mencionó esta vez Glorianna, sonriéndonos a ambos mientras le daba un buen sorbo a su taza de té caliente.
—Así es, abuela —se adelantó Jonah —. Astrid encontró por las rocas del lago el libro que hemos estado leyendo.
—Es un diario —lo corregí y las tres señoras me observaron con mayor atención.
— ¿Y por qué no lo traen aquí, en vez que estar yendo cada tarde al lago? —quiso saber Ivonne, como si su solución fuese la cosa más obvia del mundo.
—Está encadenado. Además, Astrid no quiero alejarlo de ahí.
— ¿De quién era el diario? ¿Tiene alguna descripción?
Ivonne no tenía mucho tiempo viviendo en Midwest, pero quizá, solo quizá, pudiese saber algo de Phillip.
—Lo escribió alguien llamado Phillip Anthony; el diario es de 1947.
Ivonne nos miró pensativa, pero negó suavemente después de unos cuantos segundos.
—No es un nombre que se me haga conocido. ¿Qué tiene ahí escrito que los mantiene tan entretenidos?
—Es su historia —dije simplemente, sonriendo un poco —, aún nos falta mucho por leer, pero puedo decir que era una persona encantadora.
—No entiendo por qué tanto alboroto, es solo un libro viejo —soltó mi abuela sentándose en la mesa junto a Jonah con un plato repleto de wafles recién hechos.
—No es solo un libro viejo, abuela, es la historia sobre la vida de una persona —le expliqué, pero mis intentos fallaron épicamente.
— ¿Y qué tan importante era esa persona como para que se necesite saber su historia?
Pelear con mi abuela era simplemente insignificante, jamás entenderían mi punto, y eso me hacía recordar las palabras de Phillip.
Necesitaba leer más ese diario.
❄️
El tiempo comenzó a hacer de las suya, y antes de poder darme cuenta, la víspera de año nuevo estaba frente a nosotros.
Jonah había estado intentando convencerme de traer el diario a casa para poder terminarlo de una vez por todas, pero realmente sentía que, si lo hacía, de alguna forma estaría dañando el recuerdo de Phillip.
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El Corazón de Phillip
Short StoryAstrid y Jonah no tenían absolutamente nada en común, al principio con mucha dificultad se toleraban, pero todo llegó a ser distinto entre los dos desde el día en que encontraron aquella vieja caja abandonada cerca del lago en el bosque de Midwest...