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En una mañana cualquiera, Shadow despertaba muy temprano, listo para iniciar el día, masticaba un par de granos de café mientras tenia su mente perdida en un par de pensamientos sobre el pasado, hasta que fue sacado de ahí por el sonido de la puerta abriéndose.

—Mira cariño, conseguí este rubí muy bonito. —decía la murciélago quien, lo quisiera admitir o no, era su mejor amiga.

—¿Si sabes que debes de tocar la puerta antes de entrar? —el erizo extendió su mano para tomar la joya y se puso a examinarla.

—Supuse que ya podía entrar con comodidad y no habría ningún problema. —dijo despreocupada.

—A nadie le dejaría pasar solo porque si. —Rouge lo miró atenta.

—¿Ni siquiera a tu pareja? —sonrió con malicia y el de púas negras se exaltó.

—No, ni siquiera a esa pareja que no existe y no lo hará jamás. —se molestó.

La murciélago hizo una mueca, pero lo dejó pasar y recuperó su rubí.

—Bueno, dejando tu mal humor de siempre, dejame contarte mi próximo objetivo. —Se sentó a la orilla de la mesa. —Quiero un zafiro, con el azul más profundo, el más brillante y precioso.

—Felicidades, ¿donde conseguirás eso? —preguntó sin mucho interés.

—Ya lo verás, pero si necesito de tu ayuda te avisaré de inmediato. Nos vemos. —Salió volando de la casa de su amigo.

—Si, por supuesto. —dijo a pesar de que en la habitación solo se encontraba él.

Salió de casa en busca de un par de cosas para comprar, caminaba por las calles mirando a la gente riendo con su grupo de amigos, disfrutando de su propia compañía o con su persona especial, y en ese momento comenzó a preguntarse poco a poco: ¿alguna vez él podría tener a alguien con quien compartir su vida y su corazón? Luego reflexionó mejor y se dio cuenta de que estaba pensando tonterías y no tenia tiempo para eso.

En la esquina de una calle se encontró al trío de sus pesadillas esperando su comida en un puesto ambulante. Intentó pasar desapercibido, pero su contraparte era demasiado veloz.

—¡Shadow! ¿Como haz estado, amigo? —dijo Sonic con entusiasmo, se acercó al otro erizo y puso un brazo en su hombro mientras lo jalaba en dirección de sus amigos.

—Bien, pero debía ir a comprar unas cosas. —miró a los otros dos amigos del erizo de púas azules, sin nada de ganas para hablar.

Con duda e intimidado por el mal temperamento que le conocía al erizo, el zorro decidió dejar de lado su timidez y ser amable.

—Hola Shadow, ¿como te va? —saludó con delicadeza y una gran sonrisa.

Y por mera suerte, destino o coincidencia, los ojos de ambos se encontraron, pero de forma distinta a todas las veces anteriores. El erizo quedó algo hipnotizado, mirar esos dos grandes ojos de color azul, sentía que acabaría perdido en ellos si continuaba así, pero no podía dejar de observarlos, sentía como si lo estuvieran llamando, y para colmo las palabras de su amiga de la nada se hicieron presentes.

"Zafiro, con el azul más profundo, brillante y precioso"
Esos ojos parecían ser el zafiro que la murciélago tanto deseaba.

—Eh, ¿que estas haciendo? —preguntó Knuckles interponiendose entre ambos y el de púas negras salió de ese pensamiento.

—¿Qué? No no no, nada, solo estaba recordando las cosas que debo conseguir. —por suerte, salió del apuro.

—Sonic, no creo que sea muy amable que lo sigamos reteniendo aquí, debe hacer sus cosas. —habló el pequeño zorro.

Saccharine [Shadails] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora