𝐓𝐑𝐀𝐈𝐓𝐎𝐑; all of us are dead

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Prólogo

Lee Mi-yeon, hermana gemela de Lee Na-yeon; ambas de familia adinerada, Mi-yeon es muy diferente a su gemela, ella no juzga a nadie por su situación económica, siempre muy sonriente, sorprendiendo a muchos ya que pensaban que era igual de egoísta que su hermana. A pesar de ser diferentes, su vínculo fraternal es hermoso, siempre están juntas, ambas en el mismo salón, siempre se ayudan, Mi-yeon es la única que puede hacer que Na-yeon deje de pelear, ella es la única que puede calmarla

Pero... ¿ser la hermana de Na-yeon trajo una desventaja? La respuesta es sí.

Un grupo de adolescentes, especialmente chicos, decidieron hacer una apuesta, en la que tenían que ver si Mi-yeon realmente era igual a su hermana, para ver si detrás de esa actitud de niña amable, realmente era una persona egoísta. En esa apuesta consistía en enamorar a Mi-yeon, ser su novio por un tiempo determinado y luego echarla. No importaba si alguien terminaba con el corazón roto, y el elegido para jugar el juego sucio era Jang Woo-jin.

Ese chico aceptó, Woo-jin y Mi-yeon casi nunca compartían palabras, simplemente si eran para la tarea. Al principio el comportamiento del chico le parecía extraño, le enviaba flores, chocolates, le escribía cartas, la elogiaba haciéndola sonrojar, Mi-yeon cayó en su trampa, se enamoró de él, Woo-jin tardó dos meses para que la chica se enamorara de él. Cuando él se declaró diciendo que "la amaba", ella, siendo inocente, correspondió ese sentimiento y se convirtieron en novios.

Todo era color de rosa para Mi-yeon, tenían citas, abrazos y besos, salían a caminar, hacían tareas juntos, se regalaban dulces y se tomaban fotos. Na-yeon no estaba de acuerdo con la relación de su gemela, no porque fuera egoísta, sino porque algo andaba mal, algo no cuadraba, a ella no le agradaba nada Woo-jin, le parecía extraño que de la noche a la mañana ya se interesara por su melliza. Na-yeon amaba mucho a su hermana y no quería que nadie le rompiera el corazón. Esto duró una relación de 6 meses.

Un mes antes de su séptimo mes, Woo-jin comenzó a retraerse, se comportó con frialdad, ya no la abraza, no le debe regalos, no le habla, la ignora por completo, como si Mi-yeon no existiera. Ella en un principio pensó que era el estrés de los exámenes, hasta que decidió hablar con él cara a cara para averiguar el motivo de su comportamiento.

La respuesta de Woo-jin la golpeó como un balde de agua fría, le dijo la verdad, se lo dijo directamente sin medir sus palabras ya que quería deshacerse de ella, que todo era una apuesta, que nunca la amó, que no le gustaba el cariño que ella le daba, que era muy infantil.

Mi-yeon se rompió en mil pedazos, se sintió humillada, sus lágrimas inundaban sus mejillas, quería que todo fuera un mal sueño, quería que él le dijera que era una broma, pero nunca se acercó a ella. Le dolía el pecho, le dio toda su confianza a un chico que solo jugaba con ella para ganar dinero, una traición muy fea... ¿Tanto desprecio le tenían? ¿Era un juguete? Mi-yeon se sintió frágil, como si fuera una muñeca de porcelana, con la que se habían estado divirtiendo durante un tiempo, cuando vieron que ya los estaba aburriendo, la estaban tirando y rompiendo en mil pedazos, que es un daño muy difícil de reparar; así es como Mi-yeon se sintió... utilizada.

A Na-yeon le dolió ver sufrir a su hermana, se enteró por su hermana, Mi-yeon le contó todo, y su odio hacia Woo-jin aumentó, Na-yeon podía ser lo que ellos quisieran, pero lo que más odiaba era viendo cómo se burlaban de su hermana. No pasó mucho tiempo para que se enfrentara a Woo-jin, en el que el niño empezó a tener miedo de Na-yeon, ganándose el odio de su ex cuñada.

Esa traición hizo que los sentimientos y emociones de Mi-yeon se apagaran, ya no era la misma Mi-yeon alegre que todos conocían, ya no hablaba con nadie, siempre estaba seria, los chicos que amaban de verdad a Mi-yeon, ella los rechazaba, temiendo que la volvieran a usar como su juguete, no se sentó a almorzar con nadie, solo con su hermana, se puso a fumar para relajarse y olvidar aquella traición, sin importarle si se hacía daño. La destruyeron por completo.