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— ¡Hyunjin!
Jeongin corrió hacia el exterior de la cabaña, para encontrar al mundo vacío, de nuevo volvía a tener esa luz pálida y de tono azul, la que era característica, la misma de siempre, esa que estaba antes de que el dorado sol de Felix.
Su rostro se iluminó el recordar al pelinaranja, él tampoco estaba.
— No... No... ¡Hyunjin!
Comenzó a correr, sin rumbo alguno, intentando inútilmente de encontrar algo, creyendo en alguna parte de sí que podría llegar a Hyunjin a tiempo.
— ¡Maldito traidor!
Debía ser el Dios más estúpido en toda la existencia de los universos.
¿Cómo podría haber confiado en Felix tan fácil? Él estaba allí para llevarse a Hyunjin, nada más.
Lo había dicho desde el primer día, él quería volver con Seungmin, a toda costa, no le importaba nada más.
Eso quería creer.
Porque estaba seguro de que tendría que haber sido él, porque Hyunjin había prometido que no se iría, y aquel que llamaba "Amor" no rompería una promesa, él no le dejaría solo de nuevo.
— Prometió que no se iría, en serio...—se repitió a sí mismo, en un intento de convencerse a sí mismo mientras se detenía luego de tanto correr y se tambaleaba por el esfuerzo—. Hyunjinnie...—sus piernas fallaron y calló de rodillas al suelo, su pecho dolía demasiado, no sabía por qué dolía tanto.
¿Serían sus Humanos? Pero no, si no era la misma sensación... Aquello se sentía dentro de sí, pero a la vez ajeno, como si aquellos sentimientos lo rodearan, pero esto parecía venir desde el centro de su pecho, nacer de su corazón para extenderse a todo lo demás, y pulsaba aquel veneno con cada uno de sus latidos para que sintiera dolor hasta en la punta de sus dedos.
¿Sería su propio dolor?
Nunca había sentido algo así, tan vacío, tan roto, tan frío por dentro, se sentía temblar tan fuerte que parecía que toda su energía se iba en aquellos temblores, en poco estuvo en el suelo y lo único que pudo notar era un golpeteo, como pasos, que pronto lo acompañaron chillidos, su vista estaba nublada, pero pudo notar ese brillo dorado que conocía, esa pequeña presencia.
— No me digas que te dejó a ti...—murmuró, viendo al hurón.
Jinnie se acercó a él para acurrucarse en su cuello, mientras daba pequeños chillidos, en parpadeos torpes notó que había un hilo atado al cuello del hurón dorado, y junto con este, un papel.
No podía ser...
— No...—susurró, antes de tomar el papel con brusquedad y verlo, era lo que temía, una nota—. Hyunjinnie... Por qué...
«Amor, Jeongin,
Te dije que todo estaría bien pronto, y lo estará, lo prometo, esta vez, lo prometo de verdad.
Lo siento, pero tengo que terminar lo que he iniciado.
Te he dejado a Jinnie, para que te proteja, es un buen protector al final de todo, él no te va a abandonar nunca.
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La Tierra de los Dioses Muertos.《 Jeongjin/Hyunin 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿ
FantasyHyunjin, el Dios de lo Bello, huye de los dominios del Dios Creador, desatando su furia, en búsqueda de su libertad y felicidad, para vivir una vida sin presiones. Va hacia el Inframundo, la tierra de los dioses muertos, dónde conoce a Jeongin, Dios...