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Miles de años después de su último encuentro, volvieron a verse, aquellos dos hermanos que habían iniciado cada uno de los Mundos, aquellos que habían comenzado todo, ahora podían terminar su rivalidad.
— Bangchan —dijo Jisung, sonaba tan tranquilo y seguro, igual que antes, igual que siempre.
En secreto, Bangchan siempre había admirado la forma que tenía Jisung de ser, siempre más frío, pero más tranquilo, más serio pero que aun así te dejaba en libertad de hacer la tuya, pero con solo verlo... Sabías que él estaba al mando sin necesidad de hacer algo.
Bangchan nunca podía demostrar el poder de esa forma tan tranquila, y siempre lo supo, desde el principio de los tiempos.
Por ello había querido tener el control de todo, pero sabía que no podía solo, por eso tenía tantos Dioses para hacer las tareas que él no podía manejar, pero en los últimos cientos de años parecía que tantas creaciones habían agotado su energía, quizás sus poderes ya no eran lo mismo.
Estaba seguro de que Jisung, que nunca había abusado de sus poderes como él, porque él no tenía que demostrarle nada a nadie para que reconozcan su presencia, podría terminar con él tan fácil.
— Sung... —murmuró, sentía sus piernas temblar, estaba agotado, de tantas catástrofes, de destruir al joven Dios, sin lograrlo... Quería descansar.
— Vine a reclamar lo que también es mío —dijo.
— Nunca te importó, ¿Por qué te importaría ahora? —Bangchan rio.
— Porque a ti tampoco te importa —atacó—, si te importara no destruirías todo cada vez que tengas un berrinche, si te importara cuidarías de lo que hicimos juntos, a todas las criaturas, a los Humanos y cuidarías a tus Dioses también.
Bangchan no respondió, si era sincero había dejado de importarle demasiado hace bastante, porque encontraba todo tan repetitivo y aburrido, que su mayor entretenimiento era cuando había un problema con alguno de los Dioses.
— Vengo a buscar al Dios de Todo lo Bello también —agregó.
— Ese "Dios" — hizo comillas con sus dedos—, ya no existe —dijo el moreno, sonrió y tuvo unas enormes ganas de reír, se estaba mintiendo a sí mismo—. Esa escoria no debería de estar ni siquiera en la porquería de tu Mundo.
Jisung estaba realmente molesto por el tono que voz del otro, tan soberbio como siempre.
— Hyunjin decidió escapar de tu Mundo porque era una porquería, no tengo que ni siquiera estar allí para saber que lo es —Jisung se acercó a él a paso firme, Bangchan no retrocedió, no se movió—. Nada próspero puede crecer en la sombra del egoísmo, hermano, y tu Mundo es una prueba de ello.
>> ¿Cuántos Dioses has expulsado? ¿Cuántas criaturas has mandado a mi Mundo porque ya no cumplían con tu capricho? Ni siquiera sabes cuántos... Pero todos dicen lo mismo: Ir hacia el Inframundo es lo mejor que les ha pasado en su existencia. Y Hyunjin lo sabía incluso antes de ir hacia allá, incluso encerrado en tu Mundo...
— Y así terminó —dijo Bangchan.
— No, así comenzó todo, hermano —Jisung negó, sonriendo con algo de maldad —. ¿Crees que alguien va a poder verte del mismo modo luego de que un joven Dios lograra hacer lo que su corazón decía?
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La Tierra de los Dioses Muertos.《 Jeongjin/Hyunin 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿ
FantasíaHyunjin, el Dios de lo Bello, huye de los dominios del Dios Creador, desatando su furia, en búsqueda de su libertad y felicidad, para vivir una vida sin presiones. Va hacia el Inframundo, la tierra de los dioses muertos, dónde conoce a Jeongin, Dios...