.
.
.
.
.
.
Jinnie intentaba animar a Jeongin todo lo que podía, pero el dolido Dios solo se quedaba en la cama, el hurón se acurrucaba a él para abrazarlo, pero no estaba funcionando para nada bien, porque solía correrlo.
Por su parte, Jeongin aún sentía algo del aroma de Hyunjin en las sábanas, olía como a flores, como a algo rosa, algo bonito y a algo suave, era tan difícil de describir, y le parecía horrible que sólo en ese momento pudo notar aquel aroma del menor, solo cuando estaba ausente podía notar ese detalle.
Un golpe en su puerta, ni siquiera podía mirar.
— Jeongin, soy Jisung...
Asintió, sabía que era él, si ya no tenía a nadie más en aquel mundo.
Antes de Hyunjin estaba solo, y ahora, sin él, volvía a ser igual.
Todo parecía haber retrocedido en el tiempo, todo parecía lo mismo, pero todo se sentía tan vacío, y no ayudaba que Jisung intentara hablarle como si las cosas estuvieran bien, ni que Jinnie lo molestara.
— Las Catástrofes terminaron... Los Humanos están a salvo —dijo aquel Dios, Jeongin no respondió—, ¿Necesitas algo?
— Quítame este hurón de encima —dijo, con su voz ronca, sonó mucho más enojado de lo que estaba.
Jinnie bajó las orejas dolido, él solo quería ayudar, y le había prometido a Hyunjin que cuidaría de Jeongin, no sabía que iba a ser tan difícil, poco a poco sentía que no podría hacer nada, que era un inútil.
— Innie, el chiquito solo quiere ayudar.
— ¿Por qué duele tanto? —preguntó, Jisung tardó en entender a qué se refería, pero no tenía respuesta—, ¿Tú sabías? —preguntó, por primera vez se levantó ligeramente para mirarlo—, ¿Sabías que se iría no?
— Eso no es el punto, Innie, venía a-
— Tú le abriste un portal, estoy seguro, tú lo ayudaste, a él y a Felix... Todo a espaldas mías...
— Jeongin, no entiendes, ¿Qué querías? ¿Qué más Humanos siguieran muriendo? —dijo Jisung, enojado—. Dios, eras tú el que tiene que cuidarlos, Innie.
— No entiendes —se giró para dejar de verlo, volvía a llorar.
— ¿Qué no entiendo? Explícame.
— Hyunjin... Cuando lo tocaba no sentía dolor, no sentía a mis Humanos, cuando él estaba conmigo era solo él y yo... Desde que llegué aquí he estado solo, mira el único que viene a verme es el estúpido dueño y creador de este lugar...—Jisung suspiró al escuchar eso sobre él—. Yo estaba solo, no lo sabía... Hyunjin me enseñó.
>> Antes... Yo iba a ver a los Humanos para tener una compañía, aunque sea un rato... Para no sentirme solo, no sabía que era así.
>> Y cuando Hyunjin llegó él... Él vino para abrazarme y calmar todos mis dolores, él me hacía sonreír, me hacía poder descansar y poder estar despierto también, ¿Sabes lo que es eso? Con él... No importa qué hacía, con él podía hacer todo.
>> Él me escuchaba y me preguntaba muchas cosas, pero sería aprender... Aprender a vivir, a ser libre... Él quería ser libre, solo eso, ¿Por qué todo tiene que ir tan mal por un deseo tan justo como ese? — las lágrimas volvían a caer de sus mejillas, sorbió su nariz, Jinnie se acercó a su espalda y se acurrucó detrás de él, en un intento de apoyarlo un poco, aunque estaba seguro de que no serviría de nada—. Hyunjin era libre de ir a dónde quería... Y eligió estar conmigo, ¿Sabes lo que es eso? Él me hace sentir como sí... Como si importara.
ESTÁS LEYENDO
La Tierra de los Dioses Muertos.《 Jeongjin/Hyunin 》ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜᶦᵒ́ⁿ
FantasyHyunjin, el Dios de lo Bello, huye de los dominios del Dios Creador, desatando su furia, en búsqueda de su libertad y felicidad, para vivir una vida sin presiones. Va hacia el Inframundo, la tierra de los dioses muertos, dónde conoce a Jeongin, Dios...