ocho

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Johnny odiaba hacer las compras en fin de semana.

Algo que podía tomar quince minutos, se convertía en algo de dos horas cuando se hacía el fin de semana. Tal vez porque ese día Johnny estaba comprando todo para la siguiente semana, incluyendo comida y productos de higiene.

El problema más grande era Donghyuck. Como el chico usualmente estaba en casa, o estudiando, ir al supermercado era como ir al parque de atracciones para el más joven. Él hacía toda clase de cosas en el supermercado que no podía hacer estando en casa. A veces desaparecía y reaparecía justo cuando Johnny estaba a punto de pedirle ayuda a los guardias de seguridad. El chico era profesional en hacer aparecer cosas en el carrito de compra que Johnny nunca compraría, si Johnny lo atrapaba, siempre terminaba con el chico diciendo "¡pero soy tu hermano menor!". Encima de eso, ¡Johnny podía escuchar la voz de Donghyuck a cinco pasillos de distancia!

Lo que Johnny más aborrecía era que este chico creía que el supermercado era un buen lugar para hacer amigos. Bueno, amigos era una mala palabra para describir lo que el más joven estaba haciendo. Donghyuck no se comunicaba con otros niños, quienes Johnny notó que eran solamente chicos, nop. Él estaba coqueteando con ellos.

Si Johnny pensaba que Donghyuck estaba comprometido a tener sexo con otros hombres sólo por el trabajo que solía tener, ahora sabía que estaba cuidando de un pequeño gay. ¡A Donghyuck la gustaban los hombres! Usualmente escogía a alguien uno o dos años mayor que él, se les acercaba casualmente y les preguntaba sobre lo que sea que estuviera en su cabeza. Confíen en Johnny, él había visto con sus propios ojos como Donghyuck sacudía la cola alrededor de tres adolescentes mayores.

— No puedes ir por allí coqueteando con cada chico que veas —Johnny lo regañó una vez.

Eligió una zona poco transitada para patear el sentido común dentro del cerebro de maní de Donghyuck.

— Estoy aburrido, necesito socializar —el chico rodó los ojos — Y no estoy coqueteando. Estoy siendo amigable.

— Oh, ¿En serio? —Johnny empujó el carrito medio lleno a un lado para cruzar los brazos con molestia — ¿Debería repetir lo que escuché?

— Adelante.

Johnny se aclaró la garganta para poder imitar mejor la voz de Donghyuck —Sabes, tenía un piropo listo, pero eres tan sexy que se me acaba de olvidar.

— Yo no dije eso.

— ¿Debo de ir por el testigo de tu momento de vergüenza?

Johnny terminó regañando a Donghyuck al punto en el que el chico terminó siguiéndolo a todas partes con molestia. Después de confrontar a Donghyuck, Johnny pensó que el contrario desistiría de hacerlo.

Pero el siguiente fin de semana, mientras se hacían las compras, Johnny se dio cuenta de que Donghyuck había desaparecido de nuevo. No necesitaba pensar mucho para saber que Donghyuck estaría coqueteando en algún pasillo y no aparecería por un rato.

Tenía razón. Sólo cuando Johnny estaba pagando, él vio a Donghyuck en otra caja. Los ojos de Johnny se entrecerraron al mirar los dulces que el chico estaba comprando. Una lista completa de las fechas en las que Johnny le había dado dinero a Donghyuck corrieron por su cabeza. Si estaba en lo correcto, Donghyuck se había gastado todo en papas fritas a inicios de semana.

Había algo extraño.

— Ey, ¿dónde lo conseguiste? —Johnny preguntó cuando se encontró con Donghyuck, ambos detrás del auto.

— Lo compre.

Donghyuck entró al auto a propósito, esperando terminar la conversación.

— Estoy hablando del dinero —Johnny lo siguió —Estoy seguro de que ya te habías acabado todos tus ahorros. No me digas que Taeyong te lo dio.

𝖳𝗁𝖾 𝖥𝗈𝗎𝗋 𝖶𝖺𝗅𝗅𝗌 𝖮𝖿 𝖮𝗎𝗋 𝖱𝗈𝗈𝗆 || JohnhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora