05 - cliché.

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"CLICHÉ"

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"CLICHÉ"

🔮

-POR FAVOR, LUNA.- El mismísimo Dustin Henderson perseguía a la rubia por los pasillos, llevaba rogándole por más de 6 minutos.

-Lo siento, Dus, pero no van a usarme así. Si quieren algo de Eddie, pidanlo ustedes.-

-Nos va a mandar a la mierda y luego nos va a asesinar, a ti en cambio te va a sonreír y ya.— El más bajito se notaba desesperado por la ayuda de Luna, incluso había empujado a unas cuantas personas para llegar a ella.

Ella no lo iba a decir en voz alta, pero una de las razones por las que no le diría a Eddie que cambiara el día de juego, era que ella ya esperaba el día acordado en un principio con ansias. Incluso le había avisado a su tía Lily, le había hablado un poco del club.

Luna no había visto a Eddie en todo el día de ayer, pero al parecer los chicos esperaban a que siempre estuviera pegada con él cómo chicle, aligerando su humor para que ellos pudieran hacer peticiones.

-No voy a hacerlo, encárgate tú.- sentenció, entrando a la biblioteca de la escuela.

Pudo respirar tranquilamente cuando notó que Dustin no la seguía más. Un momento de paz.

Había poca gente en el lugar, eran tan pocos que si ponía esfuerzo podría decir el nombre de cada uno, aunque ni siquiera eran conocidos.

La bibliotecaria era una señora de rasgos asiáticos y una sonrisa muy dulce, la señora había sido bastante amable la primera vez que había ido allí.

Luna se dirigió hacia su sección favorita: fantasía.

Un ejemplar de El señor de los anillos captó su atención, éste se encontraba en una de las más altas estanterías. Con la esperanza de alcanzarlo, se puso de puntillas, empujandose hacia arriba y estirando su brazo lo más que pudo.

Sus dedos apenas alcanzaban a rozar el inicio del estante en el que estaban, estaba a punto de dar un pequeño saltito cuando una mano se atravesó en su camino, alcanzando el libro por ella.

Reconoció rápidamente los anillos que adornaban la mano. Eddie estaba ahí, extendiendole el libro de manera tranquila.

Se giró en busca de sus ojos marrones y al hacerlo se sintió pequeña, casi cohibida. Él dió un paso atrás al notar la poca distancia, no queriendo incomodar a la rubia.

El silencio era evidente, pues no era un sitio donde se pudiera hacer mucho ruido.

Luna decidió romperlo un poco, susurrando a su dirección con una sonrisa encantadora en su rostro.

- Que cliché, gracias, caballero.-

-No es nada, mi Lady.- respondió también en un susurro.

Él hizo una especie de reverencia, contagiandose con la sonrisa de la rubia.

En realidad eso siempre pasaba, ambos sonreían más estando cerca, era una comodidad inevitable.

Ella estaba dispuesta a darse la vuelta e ir a leer cuando él la interrumpió.

-¿Es la primera vez que lo lees?- él parecía no querer dejarla ir, y con toda la razón.

La única razón por la que estaba ahí era porqué Dustin le había dicho dónde estaba, no era un cliché del destino.

Ella asintió suavemente con la cabeza antes de hablar.- Ya lo conocía, pero nunca me di el tiempo de leerlos ¿son buenos? –

- Podría decir que son mis favoritos, tengo una copia en casa, así que avísame si quieres que te preste los demás. - Casi sin notarlo, él había subido su tono de voz, logrando que la señora Ruby lo mirara con odio y lo callara de una manera un tanto tosca.

Eddie se puso rojo hasta las orejas y Luna hizo todo lo posible por no carcajearse.

Él se acercó disimuladamente hasta su oído para susurrar.

-Conozco un lugar en el que podemos leer y hablar ¿vienes?- su aliento golpeó el cuello de Luna, haciéndole cosquillas.

Ella lo miró con confusión.- No se pueden sacar los libros de aquí. – De igual manera susurró, hablando con obviedad.

Eddie vaciló antes de dar su respuesta, una fugaz y traviesa sonrisa de lado apareció en su rostro.

- No si te ven llevártelo.- Apuntó a su mochila discretamente.

Ella abrió los ojos exageradamente al entender a lo que se refería.

-Tranquila, yo cometo el crimen.- agregó, divertido por su expresión.

Y sin que ella pudiera protestar, le quitó de nuevo el libro de entre las manos, siendo rápido al meterlo en su mochila.

"Ladrón" formuló sin hacer sonido, él le sacó la lengua en respuesta.

Lo vió salir por la puerta cómo si nada, esperando un poco antes de seguirlo.

Finalmente lo hizo cuando Ruby estaba de espaldas, Luna salió corriendo del lugar.

Oficialmente era cómplice de robo.

Casi escupe su corazón cuando un brazo le rodeó la cintura, tirando de ella de manera juguetona.

Pudo reconocer la cabellera de Eddie cayendo sobre ella y sólo dió un manotazo en su agarre.

Él la soltó al instante, riendo de manera ruidosa. El pasillo estaba vacío, lo cual significaba que todos debían estar en clase.

Los adolescentes compartieron miradas de complicidad y salieron del edificio.


🔮

El crujir de las ramitas del suelo era casi terapéutico para Luna, quien felizmente seguía a Eddie.

Aunque algo extrañada al notar que se adentraban en el bosque. Eddie notó su cambio de energía, pues de manera tranquila entrelazó su mano con la de ella.

El ritmo cardíaco de Luna se disparó, aquel sin duda era un gesto del que no se cansaría. Sus manos parecían encajar perfectamente, a decir verdad le encantaba el tacto de su piel contra la suya.

Llegaron hasta una mesa tipo picnic que se encontraba entre los árboles, podrían haberse sentado ahí.
Pero no estaba en los planes de Eddie, él se sentó en el suelo repleto de hojas secas, recargando su espalda contra un gran tronco.

Él la tiró sobre su pecho cuando ella se sentó a su lado, ahora apoyaba su espalda contra él.

Eddie sacó el libro de su mochila y una idea cruzó por su mente.

-¿Quieres que te lo lea? Soy un gran narrador.- Sus ojos brillaban de emoción, Luna no se habría negado ni aunque le apuntaran con un arma.

Ella asintió con emoción y él le regaló otra sonrisa más, ésta era de genuina felicidad.

Los muchachos se pasaron el resto del horario escolar en el bosque, con Eddie leyendo y tomando de vez en cuando sus descansos. Descansos en los que se sumergían en cómodos silencios donde apreciaban el bosque y su puro aire.

En uno de los descansos, él le había contado cómo Dustin había hecho que cambiaran su día de juego por Lucas, quien no podría asistir. Eso le había puesto de mal humor, pero también admitió en voz alta que su humor de perros se esfumó en cuanto hablaron un poco.

Estar juntos resultaba muy tranquilo, se olvidaban de sus problemas, parecían estar dentro de una burbuja de cristal.

dearlarusso 2022.

Super Freak┊Eddie Munson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora