Vengan pequeños // Encanto Fanfic.

06.- Sospecha.

Esas noches donde la alborada iluminaba la noche, los niños Madrigal salían de sus habitaciones, se susurraban entre ellos que cosas querían ver esa noche para que todos disfrutaran. Por el pasillo, veían a las ratas correr hacia el cuarto de Bruno, esto porque los guiaban.
Lo único que brillaba era la luna y las puertas de casita, pero cuando Bruno ocupaba ilusiones, la puerta de su cuarto no tenía ese brillo dorado, sino uno verde.

Isabela tocó la puerta, Bruno abrió.

- Listo tío, ya llegamos - dijo Luisa.

- Me alegro mucho, pasen, pasen - los 5 niños pasaron junto con las ratas.

- Las ratitas son muy lindas, te quieren mucho tío - exclamó Mirabel.

- Son muy sucias - Camilo dijo, Dolores le dio un codazo en señal de que se callara.

- Todos juzgan a las ratas, pero no muchos ven lo interesante que pueden ser - Bruno decía acariciando a una y depositando un beso en la cabecita del roedor, Camilo hizo una mueca de asco. - ¿Quieres cargarla? - Bruno le extendió la mano mostrando a la rata.

- Vamos Cami, a ver si tan machito - dijo Isa en broma, las niñas rieron. Camilo nervioso sostuvo a la rata entre sus manos, esta lo olfateó. Al entrar en confianza, frotó su cabeza con la del roedor.

- ¡Es muy bonita! -

- ¿Ves, Cam? Nunca hay que juzgar a nadie sin conocerlo, eso va para todas también - Bruno les decía.
Los pequeños Madrigal siempre aprendían algo con Bruno, lecciones que inculcaban valores, sin duda, Bruno era una figura para admirarse.

- ¡Tío Bruno, hay que ver hoy el rata teatro! -

- ¡Si!, ¡Si -

- ¡Anda, tío! - los pequeños rogaban, ya que Bruno también era un excelente actor.

- Okay, mis pequeños - Bruno aceptó, corrió por los vestuarios de sus ratas y el telón que el mismo hizo para esas ocasiones.
Así lo hizo, presentaba una obra de teatro con sus ratas, los pequeños reían y se asustaban en varios momentos de la obra.
Bruno amaba eso, sus sobrinos lo hacían sentir amado; y no sólo eso, sino que también amaba que sus sobrinos se distrajeran de la presión que Alma les metía.

- Entonces, todos vivieron felices para siempre...el fin -. Los niños aplaudieron y gritaban bajito, les había encantado.

- ¡Un día vas a ser el mejor escritor y actor! - Mirabel dijo abrazando a Bruno.

- Gracias, mariposita...bueno, ahora voy a hacer mi magia -.

- Lo que tu quieras hoy, ¡sorpréndenos! - pidió Dolores. Bruno así lo hizo.
Mariposas, flores, burricornios, música, las estrellas...todo lo que amaban sus sobrinos. El vidente cantaba su canción.
Mientras los niños jugaban, Bruno concentró su poder y unos brillos verdes lo rodearon, el comenzó a levitar unos 30 centímetros del suelo, tarareaba y también se relajaba. danzaba y se unía a su noche encantada.
Una hora después, llevó a acostar a los niños, quienes estaban cansados.

Cuando arropaba finalmente a Mirabel, Bruno sacó una cajita de regalo.

- ¡Oh, mira! Me encontré una caja, parece ser un regalo - Bruno decía.

- ¿Es para mi? -

- Así es, Mirabú, con mucho amor para ti - Le dio la caja, Bruno le había conseguido un detalle.

- ¡Muchas gracias, tío! - Mirabel la abrió y era una rata de peluche, la cual abrazó.

- Para que siempre te acuerdes de mi y me tengas junto a ti...te quiero muchísimo - Mirabel se lanzó a abrazarlo.

- Yo también te quiero mucho, Tío Bruno -

- Bueno, pequeña, ¡a dormir! - dijo jugando con los pies de Mirabel quien se rió al sentir los delgados dedos de su tío. La arropó de nuevo y le besó las mejillas varias veces.

- Hasta mañana Mirabel - dijo Bruno apagando la luz de las velas del cuarto.

- Descansa...papi - Bruno se sorprendió por el comentario, giró y Mirabel ya estaba dormida. Sus ojos se humedecieron y formó una pequeña sonrisa, era como la hija que jamás tuvo ni tendrá.
Se metió a su cuarto, cuya puerta ya brillaba normal. El vidente se lanzó a su hamaca y durmió.

°°°

A la mañana siguiente, Bruno estaba bastante cansado, no era normal para el, ya que no dormía casi nada.

- Los cuarenta me están respirando aquí en la nuca, Marce - le dijo a su rata. Se lanzó de nuevo a acostar, contaba chiguiros en su cabeza, cuando giró sus ojos y los volvió a cerrar, roncando al instante.

°°°

- Bruno está bastante raro, su puerta ha brillado de forma muy extraña - les decía Alma a los adultos de la casa, a quienes juntó en la sala.

- Incluso los niños se ven sospechosos...- Félix llamó a Dolores, quien llegó al instante.

- ¿Qué pasó? -

- Nena... - Pepa se puso a su altura - ¿el tío Bruno les ha hecho algo o están haciendo algo con el? -

Dolores se quedó callada, miraba a los adultos que le ponían bastante atención, no aguantó y salió corriendo haciendo un ruidito de los que acostumbraba.

- Tal parece que si...- Julieta dijo.

- Mirabel ha estado bastante con Bruno, es la que más apegada está a el, ¡mírenla! - Alma señaló a Mirabel, quien estaba junto a Camilo, la niña hacia movimientos que sólo Bruno hacía, rascarse la espalda de forma violenta y frotar sus pies entre sí no era coincidencia.

- Yo creo que es muy tierno, eso de imitar a su tío...- masculló Agustín, quien fue intimidado por la mirada molesta de su suegra, a quien no le pareció el comentario, el hombre alto solo se encogió de hombros.

Esa noche, se pusieron de acuerdo para mirar el pasillo, Julieta y Pepa aceptaron, mientras que Agustín y Félix no lo hicieron, solamente esperarían noticias. Bruno salía de su habitación vigilando su alrededor, la noche era bastante oscura, por lo que no vio que lo espiaban.
Entró al cuarto de Mirabel, y salió con ella tomando su mano.

- ¡Hoy serán florecitas, tan bonitas como las que hace Isa! - la pequeña de lentes dijo.

- ¿Qué opinas de un bosque con luciérnagas y una laguna? -

- ¡Si! - Las miradas de las mujeres eran de disgusto, vieron que se metieron al cuarto de Bruno. Al acercarse, la puerta comenzó a brillar de color verde. Pepa tomó el pomo, pero casita movió sus pisos haciéndolas para atrás, evitando que llegaran ahí.

Con eso bastaba, Bruno se llevaba a los niños para hacer mal uso de la magia, brujería en otras palabras. Esto al poseer probablemente otro uso para un don.