07.- Monstruo.

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Pasaron unos días, ya sabían de todo. Mirabel iba diario con Bruno sin falta, en las noches de luna llena iban todos los niños Madrigal, pero siempre se iluminaba de verde la puerta de Bruno.
Al hacer otro uso de los dones, el brillo de la puerta cambiaba cuando se hacía algo para lo que el don no estuviese hecho especificame. Bruno debía ver el futuro, no manipular sus visiones.

La noche antes de la luna llena, Bruno ya había ido a dejar a Mirabel, cuando cerró la puerta, Alma lo sorprendió en el pasillo. Ya era muy tarde, su mirada reflejaba furia.

- ¡¿Qué les haces a mis nietos?! - le soltó una cachetada al ojeroso hombre.

- Mamá...y-yo solo... - sintió otra, se cubría con los brazos y tenía los puños cerrados.

- ¡Les llenas la cabeza con tonterías! ¡Isabela y Dolores son muy descontroladas!, ¡Luisa piensa en puras mentiras en vez de trabajar!, ¡Camilo es un malcriado y mimado! ¡¿Quieres que Mirabel sea una inadaptada inútil como tu?! -

- Ya...detente... - Alma jalo el cabello de Bruno, quien chilló, lloraba como un niño.

- ¡Eres un inútil, nadie te quiere porque eres raro! Pedro estaría tan decepcionado de ti, de tener un hijo tan impotente y miserable. Hablas con las ratas porque no tienes a nadie. Aléjate de mis nietos o lo haré yo por ti, no quiero que te vuelvas a acercar a ello-.

Bruno no paraba de llorar.

- ¡Actúa como un hombre! ¡Mi Pedro en serio nunca te amaría... - ahí fue cuando casita empujó a Alma con las losas del piso, Bruno se sobresaltó cuando el piso se lo llevó a su cuarto y la puerta se cerró.
Era como si su padre lo hubiese defendido de su madre, Bruno volvió a caer al suelo y siguió llorando.

- Papi...como quiero...quiero un abrazo tuyo, papi, te amo...papi - sus palabras se quebraban por el llanto.
En sus pensamientos, el sollozaba, cuando escuchó una voz varonil y calmada.

- Mi Brunito... - Bruno levantó la mirada, sus ojos estaban brillando al sentir emociones fuertes.

- ¡Papá! - Bruno corrió hacía su padre, quien lo recibió con los brazos abiertos y lo envolvió en un abrazo, el vidente sentía el amor que siempre necesitó.

- Mi Bruno...tu madre hace bastante mal, yo te he cuidado todo este tiempo, y creeme que todo va a pasar -

- Ella dijo que me odiarías... -

- No, no, no, eres el hombre más fuerte y valiente que existe, amas a tu familia, eso me hace sentir bastante orgulloso de ti - Bruno levantó la mirada, encontrando la de Pedro, quien le sonreía cálidamente.

- Te amo, papá...-

- Yo aun más, siempre estoy aquí...descansa ya- Pedro besó la frente de Bruno y desapareció.

Bruno entonces despertó en el suelo de su habitación. Su padre lo había visitado en sueños, estaba seguro que era casita...¡Pedro es casita!.

Lloró de felicidad frotando las paredes.

- Gracias, papá - dijo, ahora tenía que hacerle caso a Alma, sus sobrinos no debían volver.

°°°

Al día siguiente, Bruno estaba serio y triste, Lucía bastante cansado y todos lo notaron, Dolores sabía lo que había pasado, por ello supo que no debía de ir esa noche con Bruno, lo cual les comentó a sus primas y hermano. Luisa e Isabela no querían aceptar la decisión de la abuela, pero lo respetaron. Mirabel y Camilo se negaron rotundamente.
Los dos entonces fueron con Bruno, quien estaba sentado en un sillón a lado del balcón, mirando el paisaje y el atardecer con tristeza, frotaba el barandal, casita, o Pedro, reaccionaba moviendo este.

Su mirada regresó dentro cuando escuchó que Camilo y Mirabel se aproximaban.

- ¡Tío Bruno! - gritaron para abrazarlo. Bruno les correspondió en silencio.

- ¡Mirabel está muy loca! ¡Quiere ponerme moños!... - los pequeños le comentaban sus anécdotas a Bruno, quien escuchaba atentamente, pero miró de reojo el pasillo. Alma que iba caminando, lo miró.

"Aléjate de mis nietos o lo haré yo por ti", recordó la amenaza que le dio Alma.

Bruno entonces cerró los ojos con fuerza.

"Lo siento mucho..." pensó.

- ¿Tío? ¿Tío Bruno? ¿Qué tienes? - preguntó Camilo.

- ¡No tengo nada! - gritó con furia. Abrió sus ojos y estaban brillando. Los niños se hicieron para atrás.
La familia salió a ver que pasaba.

- ¡Me molestan, voy a atormentarlos en sus pesadillas! ¡Cuando yo mencione sus nombres no habrá marcha atrás! - Bruno comenzó a reír.
Mirabel se escondió atrás de Camilo, quien comenzó a llorar del miedo. Bruno sonreía mostrando sus dientes de manera grotesca, caminaba jorobado con los brazos extendidos hacia los pequeños, quienes morían del miedo.

Las ratas se escabulleron por la espalda de Bruno, ni siquiera sintió las cosquillas que le hacían siempre debido a sus emociones mezcladas.

- ¡Al tío Bruno lo verán en pesadillas! ¡Voy a hacerlos gritar y llorar! - Camilo se tapó el rostro y se tiró al suelo llorando. Bruno cargó a Mirabel, quien también comenzó a llorar con fuerza, la "arrulló" con sus brazos.
Mirabel no soportaba el miedo, su tío Bruno de mirada tierna y personalidad bonachona se había transformado en un horrible monstruo, podía asegurar que ahora parecía medir dos metros de alto. Las ratas chillaban sin parar y Bruno no dejaba de sonreír, era incómodo y grotesco.

Cuando en eso llegaron sus hermanas a agarrar a sus hijos.

Bruno entonces se calmó cuando Mirabel rompió en un llanto fuerte. Sus ojos se volvieron normales al igual que el, las ratas se calmaron, incluso cayó al piso.
Por primera vez, nadie lo había golpeado, miró a sus hermanas, quienes abrazaban a sus hijos con miedo de Bruno, el volteó a ver a sus cuñados, quienes igual cuidaban a las demás niñas, lo miraban con un miedo inmenso. Alma supo que la cagó, Bruno nunca se había puesto así.

- Yo...yo, ¡no se que me pasó! ¡Lo juro! - todos se retiraron a dormir, nadie quiso cenar. Bruno corrió al baño y se encerró, miraba su reflejo por minutos, se veía a él, el hombre asustado y demacrado de siempre, los ojos opacos y su altura corta, el tierno tío Bruno que siempre fue.
Luego de esto, entró al cuarto de Mirabel.

- Mariposita...yo- Mirabel lo vio y se tapó con las sábanas, la niña temblaba, Bruno ya se iba a retirar, pero la pequeña salió brincando de la cama a abrazarlo y llorar.

- ¡Ese no eras tu! ¡Te quiero mucho! ¡Tu eres mi tío Bruno, mi papi Bruno! - Bruno cerró la puerta con el pie y tambien la abrazó comenzando a llorar con ella.

- Ya, mi amor...ya se fue el Bruno feo...yo te cuido, ya pasó - Bruno durmió con Mirabel en su cuarto, Alma no dijo nada al saber que fue su culpa, por su culpa ahora le temían a su propio hijo.

Vengan pequeños // Encanto Fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora