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Aire fresco, es todo lo que Andrea rogaba por tener en ese momento, a pesar de encontrarse en temporada de invierno la temperatura en New Orleans era bastante sofocante y no ayudaba el hecho que su sistema de calefaccion se encontrara dañado

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Aire fresco, es todo lo que Andrea rogaba por tener en ese momento, a pesar de encontrarse en temporada de invierno la temperatura en New Orleans era bastante sofocante y no ayudaba el hecho que su sistema de calefaccion se encontrara dañado. Ella solto un suspiro mientras agitaba el abanico esperando que eso ayudara a controlar el calor que sentia, los dias de enero estaban por terminar y con ellos sus festividades favoritas. Las que por cierto fueron bastante deprimentes ya que se encontraba sola en aquella gran mansion, alejada de todo la civilizacion oculta como una repugnante criminal. Ella con su mano libre dio caricias a su pequeño vientre apenas abultado, observo el cielo nocturno en busca de alguna constelacion para disminuir su aburrimiento pero todo aquello cambio al ver un par de luces acercarse, dejo de agitar el abanico y se levanto para ir hacia las escaleras no sin antes tomar una barra de hierro que siempre mantiene en su habitación. Nunca sabes cuando un loco puede entrar.

Andrea se detuvo a mitad de los escalones y asomo su cabeza esperando encontrar a alguien, pero nada. Aunque si escucho el auto aparcar frente a la residencia, tenia conocimiento que no era Klaus pues él siempre llegaba a horas inesperadas, todo el tiempo y la mayoria solo permanece un momento para despues salir de nuevo.

La puerta se abre dejando ver a una hermosa chica rubia, Andrea la reconoce rapidamente como la misma chica que dibujo meses antes pero eso no demostraba que tal vez era peligrosa.

—Disculpa ¿Quien eres?—pregunta la pelirroja bajando cada escalon con la barra de hierro en alto y lista para cualquier ataque.

Los ojos de la desconocida se posaron sobre ella solo un momento antes de que los apartara.

—Que alivio. Tu debes ser la sirvienta—dijo la rubia con tono ironico mientras la ve de nuevo—Mi equipaje se encuentra en el auto. Ve por el—

—¡Hola! No soy la sirvienta—aclara con una sonrisa sinica pero sin duda Andrea se encontraba ofendida por la falta de educacion de la chica.

—Oh claro—mascullo la rubia cerrando los ojos con frustracion—Eres la mujer que Klaus embarazo mágicamente. Esperaba ver un vientre sobrenatural y milagroso, pero aun no se nota—hablo llevando una mueca seria del estomago de Andrea hacia su rostro—Eres Andrea ¿Cierto?—

Serendipia | Elijah Mikaelson |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora