Primer trago

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­Lo primero que hizo instintivamente ante la idea de salir de la escuela en un día de semana, fue negar con la cabeza como si no hubiese un mañana. Si se lo llegase a decir a alguien era seguro que esa persona jamás se lo creería, pero, aun así, Charles Donnovan podría jurar que nunca jamás en su vida había roto una regla, ya sea impuesta por su madre, abuelo; o el reglamento escolar, volviéndose incluso más quisquilloso cuando logró ser el monitor de pasillos principal en tan solo cuestión de meses. Y vaya que al resto de muchachos en la escuela no se tomaron bien tan solo un par de semanas después de haber llegado a ese puesto.

—Oh, no, claro que no —Dijo tajante ante la idea. —. Si crees que pienso salir de la escuela un día de la semana...

—Sí... lástima que no es algo que podamos decidir, viejo —Interrumpió. —. Matthew quiere que nos veamos en la noche. Además, es solo ignorar una regla, ¿Qué problema hay?

—¿Ignorar una regla? —Cuestionó Charles, ofendido. — Jared, yo no puedo simplemente "ignorar" una regla —Imitó unas comillas con los dedos de ambas manos.

—¿Por qué no?

—¡Porque así es como yo vivo, Garrison! —Eso fue casi un grito. Para ese punto Jared se estaba cuestionando sobre la posible obsesión de Charles por el reglamento, si no es que no lo hizo antes. — ¡Soy un monitor de pasillos, y si yo no sigo las reglas al pie de la letra entonces les estoy dando indirectamente el pase al resto de la escuela de que tampoco lo haga!

—Charlie, absolutamente nadie a excepción tuya sigue al pie de la letra el reglamento escolar.

—Sí, y es por eso que yo soy el monitor de pasillos al mando.

Jared abrió la boca para decir algo ante eso. No salió absolutamente nada de ahí, pues Charles tenía un buen punto, así que simplemente se encogió de hombros y se sentó en su cama.

—Mira, viejo —Tardó un poco en decir lo siguiente, buscando las palabras adecuadas. —. Entiendo perfectamente tu... afición por... no, eso no —Se aclaró la garganta. —. Entiendo perfectamente que ese sea tu estilo de vida —No lo hacía—, pero en este momento tienes que entender algo: Tu vida corre peligro si no sigues las reglas de mi padre, y lo menos que quiero ahora, es que la pérdida de confianza de mi padre sea en vano.

Charles levantó una ceja y se cruzó de brazos al oír la última parte.

—¿A qué te refieres con eso?

—¿Acaso crees que mi papá va a confiar en mí después de haber desobedecido una de sus reglas más estrictas? Te lo repito: Si yo no fuera su hijo, estaría muerto. Mira, puedo entender que tú no quieras romper una estúpida regla, pero aún así, ¿Podrías por favor hacer vista gorda a lo que vas a hacer, solo por esta vez?

—No. —Respondió rápida y tajantemente.

—¿Por favor?

—Te he dicho que no, y es mi última palabra.

—Y prometo... eh... ¿Ser más apegado al reglamento como tú?

Esta vez no respondió negativamente. Hubo una larga pausa luego de la supuesta promesa de Jared. El chico rubio intentó descifrar de alguna forma lo que Charles estaba pensando por medio de ver su expresión. No servía de nada. Charles tenía la misma expresión indiferente de siempre, era como hablar con un cadáver parlante. Finalmente, Charles miró al suelo y soltó un largo suspiro.

—Bueno... Técnicamente ahora que tu padre canceló las clases hasta el lunes... —Tocó su barbilla, pensativo. — Desde cierto punto de vista ahora no podríamos considerar este día como día escolar...

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