La mujer del diablo [+18] ©

16. Vade retro, Satanás

Rain - Grandson

Lee el final por fa, importante

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Greinger se encontraba mirando por la ventana a las personas que iban caminando mientras arreglaba el bolso de Faith, y a la vez pensaba en lo que había pasado aquel día. 

Si no hubiese sido por los doctores que entraron a la habitación justo a tiempo, no tendría ni idea de que hubiese pasado luego, no lograba ni predecir a lo que quería llegar Celia. Ella había aparecido de la nada primero despreciando a la joven en la camilla, pero luego dándole fuerzas para que despertara por su bien y según el de su hermanito.

Greinger dejó de pensar en lo sucedido terminando de guardar el desastre en el bolso justo a tiempo cuando Faith salió del baño.

—No tenías que hacerlo —El hombre caminó hasta ella con el bolso el cual se lo dio, tampoco pesaba casi nada.

—Vámonos —Le pasó por al lado para salir de la habitación y luego salió la chica.

Fuero directo al estacionamiento dónde Astaroth había dejado un auto sin placa, sin papeles y sin dueño para ellos. En cualquier caso, sería un blanco perfecto para los policías, pero ya se habían encargado de esas personas, por lo cual podrían estar tranquilamente por las calles sin ninguna preocupación, al menos para Faith, aunque no vio la matrícula de igual manera, solo subió al auto y luego Greinger.

—Si te encuentras muy cansada puedes dormir también —Dijo mientras arreglaba unas cosas y encendía el auto.

—No pasa nada, no tengo sueño. Ya he dormido lo suficiente —Greinger solo se limitó a asentir arrancando para agarrar vía a la casa de Faith — Greinger... —Llamó su atención.

—¿Qué sucede? —Preguntó sin mirarla ya que estaba manejando. Ella solo apoyó su cabeza en la cabecera del asiento viéndolo.

—¿Cuánto estuviste conmigo?, al despertar lo primero que vi fue a ti.

—Todos los días sin falta, era el que estaba pendiente de ti —Ella se mordió el interior de la mejilla sintiéndose bastante conmovida por dentro, pero tomó aire para ignorar esa sensación por un momento y hablar.

—Gracias... —Rascó el puente de su nariz penosa —, Nadie hubiese ido a cuidarme. Me hace sentir mejor saber que no estaba sola.

"Jamás has estado sola". Pensó Greinger.

—No te molestes en agradecer. Ni siquiera en sentir la necesidad de decirme algo al respecto —Fait se vio obligada a guardar silencio por un leve dolor de cabeza y que no sabía que más decirle, parecía que en ese momento no tenía muchas ganas de socializar.