NAMJIN

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Él sabía hacer negocios a su conveniencia, las torturas y cobros de cuentas eran su especialidad, sabía cómo llevarse a la cama cualquier chico o chica que quisiera, era experto en el manejo de cualquier arma, en la distribución de mercancía y en el dinero era el mejor. Todo lo aprendió de su padre quien siempre fue su ejemplo a seguir pero hubo algo del cuál nunca le advirtió "de los niños"

Ahora que está como voluntario en esa casa hogar necesitaba aprender muchas cosas sobre ellos, al principio su único objetivo era entrar en el territorio de Jung Shin, el cual no a cambiado, pero pensó que no sería tan mala idea enseñarse a cuidarlos así podría ir practicando por si en el futuro llegase a formar una familia, era un mafioso pero también tenía corazón. Cuando el pequeño Soobin se enteró que Seokjin no iría más a visitarlo se apegó más a Namjoon lo que causó un sentimiento extraño dentro de él pero antes le habían advertido que era el niño más travieso e inquieto de todos. Y era verdad pues cuando el niño agarró confianza comenzó a hacerle bromas y se hacía el difícil a la hora de comer por lo que decidió pedirle algunos tips a Seokjin para poder tratar con el niño.

Y ahí estaba, parado frente a la puerta del departamento del castaño con los nervios que le impedían tocar el timbre; llevaba más de 10 minutos debatiendo entre llamarle o regresarse a su apartamento. Tomó valor pero antes de acercar su mano al timbre la puerta se abrió mostrando el rostro de Seokjin que lo miraba confundido con esos ojos marrones que no puede olvidar desde que lo conoció en la casa hogar, esas lindas facciones de Seokjin eran para Namjoon tan malditamente perfectas.

- ¿Que se le ofrece señor Kim? - su voz era firme y no expresaba ninguna pizca de amabilidad, Namjoon sabía que después de lo que pasó en el orfanato lo menos que merecía era ser tratado de esa manera pero por alguna extraña razón le... ¿Dolía? ¿Le dolía ser tratado así por ese bonito chico?

- Hola buenos días - exclamó con una sonrisa, claro, no podía llegar y pedirle un favor así nada más.

- Tengo cosas que hacer, pero lo que necesite puede decirle a Jungkook - el castaño le dió la espalda por lo que no tuvo más opción que ir al grano

- Enséñame a como debo tratar a los niños - pidió antes de que Seokjin se marchara.

- No puedo - respondió sin importancia caminando en dirección al elevador siendo detenido por Namjoon impidiéndole el paso.

- Por favor, Soobin hará que me vuelva loco - explicó en tono de súplica. El castaño sabía a lo que se refería por lo que inconcientemente sonrió al imaginar al niño haciendo de las suyas - Eres aún más lindo cuando sonríes - al ver aquella expresión el peligris había sido totalmente hipnotizado que ni siquiera se dió cuenta de lo que dijo.

- Con halagos no me va a convencer - mentiría si dijese que no sintió nada al escuchar esas palabras, mentiría si dijese que no le parece atractivo, mentiría si dijese que no pensó ni por un momento en besar los labios de ese mafioso.

- ¿Me arrodillo? - preguntó con total inocencia.

- ¿Los mafiosos suelen hacer este tipo de cosas? - preguntó viendo a Namjoon encogerse de hombros.

- Nosé, pero si me ayudas haré por ti lo que quieras - Seokjin lo pensó por un momento y terminó por aceptar.

- Está es la segunda vez que te ayudo a la tercera te la cobraré muy caro.

- Hasta te hago el cheque por anticipado - dijo haciendo reír al castaño. Al escucharlo se sintió aliviado, pensó en que tal vez había dejado pasar lo ocurrido con anterioridad.

- Tengo que ir a otro lugar, ¿Te parece si en la tarde me pasó por tu departamento y hablamos?

- ¿No crees que a dónde vas sería perfecto para mis primeras lecciones? - agregó recordando que los domingos asistía a otra casa hogar diferente.

𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐌𝐀𝐅𝐈𝐀 -- 𝚈𝚘𝚘𝚗𝚜𝚎𝚘𝚔, 𝙽𝚊𝚖𝚓𝚒𝚗 𝚢 𝙹𝚒𝚔𝚘𝚘𝚔𝚅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora