10: Recuérdame gatito

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Katsuki no era la clase de persona que abandonaría sus metas así de fácil, no lo haría, ni aunque este amenazado de muerte o recuerdos oscuros invadan su cabeza, nada, nada hará que traicione sus ideales, pero... Entonces por qué está sonrojado por tener a Izuku a tan solo escasos centímetros, y el muy maldito solo le da una sonrisa burlona y maliciosa, que acaso no ve que eso le hace mal a su alocado corazón que palpita desenfrenadamente.

Tuvo la necesidad de alejarse un poco ya que su cuerpo de alguna manera comenzó a reaccionar ante aquella mirada penetrante que tiene Deku, esa mirada en la que se puede perder, esa mirada será su perdición, su tortura en todos estos días de encierro.

--¿Por qué te alejas, Kacchan~?

Hablo con una voz más grave de lo habitual, coqueto al parecer, Katsuki trago grueso manteniendo su cara seria, aunque en su cuerpo pudo sentir los toques del peliverde.

--¿Qué te parece si adelantamos las cosas? -algo planeaba, algo que no le gustaría para nada.

--No te me acerques maldito -hablo mientras retrocedía un poco más.

--Tranquilo, no te voy a tocar gatito, al menos no cómo estás pensando -Katsuki se sorprendió y avergonzó por verse descubierto ya que con la mirada Deku observo su erección que sobresalía de sus pantalones- Quieres que te deje salir ¿Verdad? Así como yo quiero que recuerdes todo lo que vivimos mi pequeño minino.

El cenizo no dijo nada, pero de un momento a otro cayó de rodillas mientras el pecoso reía un poco por tenerlo así.

--M-Mierda...

--Sabes Kacchan, esta habitación se ha estado llenando poco a poco con un gas que hará que tus recuerdos por más sellados que estén salgan a flote. Ya me cansé de que el imbécil que dice ser tu "novio" me esté jodiendo las pelotas arrebatándote cada vez más de mí lado y sabes, no tolero a ese tipo de personas.

--Shoto... Qué mierda le has hecho maldito!

--No mucho en realidad, pero después de que despiertes tal vez quieras verlo un poco.

Katsuki sintió su cuerpo arder cuando el pecoso se acercó para cogerlo del mentón y verlo a los ojos, la vista le resultaba muy familiar, no era la primera vez que lo miraba desde ese ángulo al menos eso sentía.

--Tú me perteneces, siempre me has pertenecido, siempre serás mío... siempre.

La respiración de Katsuki comenzó a ser entrecortada, sus ojos se cerraban y lo único que veía eran esas orbes esmeraldas oscurecerse mientras tocaba su cara con delicadeza.

Sus ojos se cerraron y ahí comenzó su viaje, sus memorias enterradas comenzaban a consumirlo, se sentía asfixiado y luego estaba su voz.

--Yo sé que me puedes recordar. Bakugo.

Te odio, maldito héroe (IzuKatsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora