Te odio, maldito héroe (IzuKatsu)

11: ¡Ese no soy yo!

Letras en negrita serán los recuerdos que estará teniendo Bakugo.
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El pecoso veía como Katsuki empezaba a sudar mientras apretaba los ojos y los puños.

Era una expresión que consideraría lamentable en el cenizo, pero eso no le importaba ahora que sabe está luchando por no dejar que sus memorias lo consuman por completo.

--Agh, ¡Tanto tienes miedo a saber quién eres en realidad! -se puso de cuclillas para levantar la cara del cenizo- Tienes muchas cosas que agradecerme gatito.

Lo soltó bruscamente haciendo que este caiga al piso importándole poco y nada lo que le haya pasado. Su lindo y salvaje chico iba a regresar, tenía que hacerlo.

--Vamos Katsuki, recuerda todo lo que hiciste, el motivo por el cual me buscaste y por qué estoy aquí. Vamos. Sé que lo recuerdas muuuy bien -el simple recuerdo le causó gracia y ya verán porqué.

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Hace más o menos 2 años atrás, exactamente el día en que lo enviaron a una misión en los Estados Unidos, Katsuki se hallaba molesto. Razón, tendría que ir junto con el símbolo de la paz, All Might, justamente el tipo a quien desde hace muchos meses comenzó a odiar por el simple hecho de ser mejor que él.

Nadie podía ser mejor que él. Y justamente está en el segundo puesto del ranking de héroes a casi nada de lograr ser el número uno, solo falta que ese vejete se retiré o le pase algo en batalla que lo deje fuera de su camino.

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Sí, en ese tiempo Bakugo Katsuki era muy diferente al de la actualidad.

--Recuerda el día en el que me viste por primera vez, no lucías tan asombrado como cuando me presenté en tu país.

Era cierto.

Ese recuerdo era el que no quería volver a ver.

--Vamos gatito, quiero que me muestres esa mirada salvaje otra vez.

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Ese día Bakugo llevaba una semana buscando la guarida de los villanos en Nueva York y logró dar con su paradero exacto, pero no dio aviso a los demás héroes porque los consideraba un estorbo para la misión.

Y grande fue su sorpresa al encontrar a un villano con una cabellera verde que recordaba muy bien al igual que esas pecas y esos malditos ojos que ahora parecían muertos.

No había duda, Deku, el mismo Deku por quien se preocupó un buen tiempo estaba frente a sus ojos con una sonrisa burlona y no muerto como el hijo de puta les hizo creer.

Sin querer apretó el puño mientras de el salía humo el cual fue captado por el peliverde haciéndolo voltear.

--En un momento vuelvo chicos -dijo con una patética sonrisa que enfureció al cenizo.

Parecía que no lo notó por qué pasó de largo hasta estar en una calle espaciosa y solitaria.

--¿Cuánto tiempo, verdad? Amigo -esta vez se volteó esperando a que el otro salga de su escondite.