Min Yoongi se iba a casar con quien creía amaba. Con felicidad lo estaba esperando en el altar, todo estaba perfecto por lo que cuando lo ve yendo hacia él, su sonrisa no se es de esperar.
Kim Taehyung iba a ser su esposo, o eso creía.
En cambio, en...
En cuanto ambos intercambiaron números siguieron con lo suyo, acomodando y limpiando el lugar. Y por ello, el tiempo pasó volando haciendo que ya tuvieran que ir al aeropuerto a tomar su vuelo de regreso a Corea.
Durante ese viaje, iban charlando mientras comían unas frituras que habían comprado junto con una pequeña charla.
-Claro que sí -entonó con gracia recordando lo que estaba afirmando-, si no fuera por mi, mi amigo de ese entonces y yo hubiésemos terminado con un castigo cada uno.
Jimin solo soltó una gran risa, no podía creer lo que el contrario le decía. Al hacer esa acción, también se inclinó suavemente hacia adelante, pues, tenía esa manía cuando carcajeaba y tenía confianza con la otra persona.
-No le creo -habló como pudo mientras tomaba más frituras para llevarlas a su boca.
-Pero es cierto, si quieres puedes comprobarlo-. A pesar de haber soltado aquellas palabras, no creía que Jimin quisiera ver el tatuaje que se había hecho en su adolescencia. A causa de la insistencia de su amigo, se hizo un pequeño tatuaje.
Pero a diferencia de lo que decía, era uno pequeño que su madre creyó era una herida y por ello recibiría un castigo. Cuando era niño solía ser muy travieso, haciendo bromas y teniendo pequeñas peleas con su amigo por desacuerdos, llevando a que cada uno terminara con heridas un poco graves.
-No, no es necesario. Tal vez en otro momento -. No es que no sintiera curiosidad, sino que no estaba listo para ver algo tan significativo para el otro. Terminó soltando un suspiro y le tendió las frituras-. Toma, no probaste nada.
Luego de esa pequeña charla, siguieron comentando más sobre si mismos; por ejemplo, a que se dedicaban aparte de sus profesiones. Aunque, solo Yoongi era quien tenía una. Lastimosamente, Jimin solo vivía dependiendo de su madre, por el momento.
Y a pesar de aquel malestar por parte de Park, sintió confianza en decirle a su nuevo amigo su desacuerdo con esa situación. Yoongi, siendo comprensivo, le dio un pequeño toque en su brazo junto con una oportunidad de poder cambiar eso. Claro, Jimin no pudo decir nada ante el descaro y solo asintió.
En todo lo que duró el trayecto, ambos siguieron lanzando comentarios para no dejar morir la conversación; hablaron sobre su familia, su adolescencia. Sin embargo, no se profundizó el tema.
Cada uno tenía sus problemas. No querían abrumar al otro. Simplemente deseaban disfrutar ese momento, pues, hace mucho que ninguno lograba tener una grata conexión con alguien.
Jimin, a pesar de la propuesta dada, se estaba divirtiendo como nunca en su vida lo hizo. Se encontraba encantado con la tranquila y fascinante compañía del mayor. Tanto que le hacía sentir un pequeño nudo en el pecho, pero no le daba importancia. Quería disfrutar cuanto pudiera.
De igual forma, Yoongi sentía todo un revoltijo ante la presencia del otro. Nunca había podido entablar una gran charla con alguien como lo estaba haciendo con Jimin. Ni con SeokJin, ni con Taehyung. Por eso, se sentía un poco abrumado ante lo nuevo que no podía dejar de sobre pensar y querer actuar de forma correcta para no ahuyentar al contrario. Algo en él quería seguir en contacto, seguir viéndose y pasar más momentos divertidos.
Yoongi no quería volver todavía.
Sin embargo, tan pronto como llegaron al aeropuerto, bajaron del auto. Entre ambos se ayudaron y, con maletas en mano, se dirigieron adentro del establecimiento. Aún con charlas entremedio.
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