𝑪𝑯𝑨𝑷𝑻𝑬𝑹 𝑻𝑾𝑶

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Me encontraba acostada en mi cuarto, observando todo con atención. Desde hace tiempo que había llegado acá, sin embargo nunca me había tomado el tiempo de analizar todo con detalle.

Un toque en mi puerta llamó mi atención. No era normal que la servidumbre venga a esta hora, y mi niño ya debería estar acostado durmiendo, había pasado exactamente una semana desde que decidí empezar a vivir como deseaba y ya me había adaptado a sus horarios.
Sobre los demás hermanos, no sabía mucho, aunque podía ver a alguno que otro jugando o corriendo por la gran mansión. Con los que más me había encontrado fueron; Reiji, que siempre estaba en la biblioteca y Shu, quien paseaba por los jardines e intentaba esconderse de su madre, lo había descubierto varias veces espiandonos.

Me levanté con pereza, acercándome a la perilla y abriéndola lentamente.

— Querida, buenas noches. Ha pasado tiempo –un albino de ojos amarillos me saludó, esbozando una sonrisa traviesa–

Karlheinz...solía pensar que era un poco atemorizante, pero viendo que es idéntico a Subaru, no puedo pensar en más que en mi niño.

— Karl...¿Qué haces a estás horas por aquí? –quise creer que fue mi imaginación, pero observé repetidas veces el como mi mano temblaba al hablar con él, ¿este cuerpo le tenía miedo a Rey vampiro? –

Tú...¿Qué le hiciste a mi mayor, bastardo?

— ¿No puedo visitar a mi dulce esposa? –el vampiro se relamió los labios, observándome de arriba a abajo. Sabía que había visto mi mano temblar, esta situación cada vez se tornaba más incómoda– hace tiempo que no vengo a tus aposentos, ¿no me extrañaste, Adara?

Debía admitir que era verdaderamente atractivo. Su cabello albino caía en su espalda como cascada, haciendo contraste con sus ojos dorados, los cuales parecían los de un felino, observándome cuál presa.
Este señor...¡era verdaderamente sexy!

Karl rió, llevando su mano a sus labios. Oh, no, eso también fue lindo.

— O-Oh..claro, ¿cómo no podría extrañar a mi esposo? Aunque, creo que estás no son horas para una visita.

Empecé a hablar, diciendo lo primero que se me venía a la mente. Tendría que ser más cuidadosa si interactuaba con él, la muerte de mi mayor fue a manos suyas. No era alguien con quien podría estar jugando.
Sin embargo, él también podría ser mi boleto de salvación...aunque estaría viviendo a costa de mi hijo, no sabía en que momento alguien podría lastimarme o tratar de asesinarme. Como dijo mi mayor, ellos iban a tratar de encontrarme si sabían de su enfermedad.

— No lo creo, estamos casados. Me perteneces, Adara..

Su voz se tornó peligrosa, Exaltandome. El albino pasó a mi cuarto, sin siquiera pedir permiso, no tenía idea de qué hacer en estos momentos.

— Estás un poco tensa, ¿no lo crees, Ada? –mi apodo saliendo de sus labios se sintió anormal, causandome un cosquilleo. Al parecer mi mayor no se llevaba bien con él –

— Para nada ¿Quieres sentarte y charlar un poco, Karl? –me senté en una de las sillas que habían al costado del cuarto, haciendo que él imite mi acción en una silla que se encontraba frente a mi. Las cosas se estaban por volver más tensas –

El silenció reinó por un par de minutos, siendo el pura sangre mayor quien lo rompió.

— Vi que empiezas a relacionarte más con Subaru. –soltó un comentario al aire, acomodándose mejor y sacándose el saco que traía, lo cual solo remarcó sus músculos–

Así de de ahí salió mi niño.

— Claro, es mi hijo, después de todo. Es algo completamente natural que pasemos tiempo juntos –sonreí alegré y apoyé mi cabeza en mis manos, quería saber a que punto quería llegar–

❛Mother❜ ;;Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora