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SU FIGURA, ESBELTA Y ARROPADA EN PRENDAS negras, llamaba la atención entre el cúmulo de nieve blanca

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SU FIGURA, ESBELTA Y ARROPADA EN PRENDAS negras, llamaba la atención entre el cúmulo de nieve blanca. Cuando este ladeó un poco el rostro para mirar a la lechuza que se acercó, la joven observó su rostro blanco y lleno de vida, de luz.

Tenía que seguirlo así fuera lo último que hiciera; a fin de cuentas, no tenía nada que perder, y ese ángel no podía quitarle nada más que aquello que ella clamaba a gritos por perder.

Dejó pasar un tiempo prudente antes de decidirse a acercarse un poco más y caminar a su lado; cuando lo hizo, Reishack no opuso resistencia alguna. Para sorpresa de la vampira, el ángel no había dicho nada ante su insolencia ni siquiera se había tomado la molestia de exigirle que se fuera. Era como si no existiera.

—¿A dónde iremos? —preguntó ella con una leve sonrisa infantil en los labios de renuevo.

—¿Este es tu nuevo truco? —cuestionó él con serenidad y la vista al frente—. No creas que por ser amable voy a asesinarte. Deberías intentarlo con otro.

—Pero tú eres el único. He oído mucho de ti: Reishack, "el príncipe sin vida", eras toda una celebridad en mi país. Los seres oscuros rememoran tu nombre con respeto y vehemencia. Has salvado a muchos de los nuestros.

La sonrisa de la joven se volvió más amplia. Sin embargo, Reishack no lucía muy entusiasmado con los halagos. Su pasado lo precedía.

No pudo evitar recordar aquella manía de antaño que lo había orillado a asesinar inmortales. Sí, seguramente había salvado del fastidio eterno a muchos de ellos, pero no habían sido esas sus intenciones al hacerlo. Ninguno había llegado ante él extendiendo una mano como saludo y diciendo «¡Hey! Soy eterno y estoy cansado. ¡Mátame!». ¿Qué creían? ¿Que daba una especie de servicio especial a vampiros?

—Si lo hice fue por motivos muy distintos a los que estás imaginando. Yo no soy un empleado al que pueden pedir asistencia ni doy prestaciones a los de tu tipo —dijo, molesto por tener que recordar de nuevo aquel penoso episodio de su existencia.

—Pero, he escuchado todos los relatos...

¿Relatos? se preguntó Reishack. ¡Si solo había sido una noche! Prácticamente acababa de nacer al mundo. Los chismes viajaban rápido y de forma exagerada en el mundo vampírico.

—Escucha, no sé quién demonios eres ni cómo es que tienes el atrevimiento de acercarte a mí de esa manera tan insolente, pero ten por seguro que estas tretas las conozco de sobra. No voy a salvarte y punto final.

—Pero ¡¿por qué no?! ¡Para ti es muy sencillo hacerlo y no perderías nada!

—Porque no quiero.

La joven se sintió impaciente de pronto y unas terribles ganas de tomarlo por sorpresa y desangrarlo lentamente la azoraron. Deseaba succionar todas y cada una de sus arrogancias.

Reishack - El último ángel de la muerte prematura [Serie Reishack 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora