𝓧𝓧

257 39 1
                                    

ITALIA SE VIO EN EL SUELO HÚMEDO de una habitación semioscura, con la única compañía de una vela

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ITALIA SE VIO EN EL SUELO HÚMEDO de una habitación semioscura, con la única compañía de una vela. Se levantó con pesadumbre. Se sentía débil y confundida.

¿Qué había sucedido? ¿Cómo había llegado hasta allí?

Lo último que recordaba era un par de ojos pardos que la habían acorralado de una forma extraordinaria. Se había sentido muy adolorida. Incluso en esos momentos podía sentir los terribles espasmos eléctricos que recorrían su cuerpo entero.

Quiso gritar, pero su instinto se lo impidió. En vez de eso decidió observar la estancia; no había nada más que oscuridad. Se trataba de una reducida habitación de cuatro paredes, sin ventanas ni objetos que le indicaran nada sobre su paradero. Probó a tocar las paredes con sus manos, la textura de estas le pareció irreconocible, era como una especie de metal, frío al tacto. De no ser por el color oscuro y profundo podría haber jurado que se trataba de hielo.

Afuera, notó una llamarada que la hizo retroceder y una franja delgada de luz en el suelo le indicó la salida. Se acercó a ella, de rodillas, y miró bajo la grieta que le permitió divisar un amplio y oscuro corredor, iluminado solo por antorchas.

Pudo ver las botas de una persona, recorriendo el pasillo de un lado a otro.

Bien, había únicamente un guardia.

Se levantó casi de un salto, sin hacer el menor ruido, y se acercó a la puerta, colocándose a un lado para que sus pisadas no se notaran desde afuera. Quería que el guardia pensara que aún estaba inconsciente; quizás con esa ventaja a su favor ella tendría una oportunidad de escapar de aquella maldita prisión.

Trató de encontrar el picaporte, el gozne o lo que fuera que mantuviera cerrada aquella extraña abertura. No obstante, no logró encontrar nada, sus manitas solo recorrían una superficie plana, inacabable.

Suspiró hondo, pasándose una mano por el cabello castaño y mordiéndose el labio inferior.

Le parecía increíble que le estuviera sucediendo aquello una vez más. En la primera ocasión había sido a manos de su propia creadora, cuando ella había roto las reglas del anonimato que resguardaba su existencia, para ir en busca de su familia humana.

Había encontrado a su hermano, pero de su madre no volvió a saber nada más. Y era lógico. Después de todo, la madre de Italia era una mujer alcohólica, una callejera, como solían llamarla los crueles aldeanos. Seguramente había perecido en las calles, atiborrada de alcohol.

Después de visitar a su hermano y de contarle todo acerca de su nueva vida nocturna como una bestia cruel, la chica volvió a su escondrijo en el chalé de Wynona, pero esta no la deseaba más a su lado.

Mandó construir una pequeña celda debajo de la mansión, y ahí metió a Italia por nada más y nada menos que ciento ochenta años.

Después de tanto tiempo, apenas tres años atrás, corrió con un poco de suerte, pues uno de los nuevos celadores se había compadecido de ella y la había dejado escapar.

Reishack - El último ángel de la muerte prematura [Serie Reishack 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora