No puedo equivocarme

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P.O.V.  VOLTON HOWTLER

Antes del amanecer desperté ya que tenía que tomar un avión devuelta a casa a primera hora de la mañana, habían muchas cosas merodeando por mi mente, pero siempre me repetía

Un paso a la vez.

Tenía que resolver la situación, alguien le estaba pasando información a Valter. Y era muy peligroso que Kenzie volviera a casa, sin antes resolverlo. Por eso, la dejaría aquí, con Myaneth, dónde estaría segura.

Cerré mi maleta y antes de tomar mi celular de la mesa, llegó un señor que al parecer trabajaba aquí en la casa, para bajar mi maleta. Se lo agradecí.

La pelirroja se enojaría cuando despertara y se diera cuenta que me había marchado. Todo con ella era tan intenso. No quise desviar mis pensamientos en esa dirección, porque solo me llevaría a ella.

Antes de irme pase por su habitación, estaba acurrucada en la cama, con los labios entre abiertos y más despeinada que una bruja. Pero seguía viéndose hermosa. Dejé un beso en su frente.

Prometo regresar por ti Kenzie

Salí con cuidado, baje la escalera encontrándome con mi madre en pijama con una bata de dormir.

—Buenos días, ya me voy — le informé con media sonrisa. Ella se cubrió sus labios con la mano. Parecía ser un gesto que siempre hacía. Ya que luego se apresuró a mi, envolviéndome en un abrazo, el cual le respondí agachandome un poco.

—Ten mucho cuidado cariño — me pido al separarnos.

—Lo tendré madre. — aseguré antes de salir por la puerta principal. Me subí a mi auto, y conduje hasta el aeropuerto. Dónde me esperaba el Jet.

Una parte de mí se preocupaba por la menor, ella siempre sería mi prioridad. Pero otra parte sabía que había hecho lo correcto al dejarla con nuestra madre. En este momento Mackenzie parecía una pequeña felina salvaje, y sabía que ese mal humor se debía a mí, estaba enojada conmigo.

Todos la habíamos lastimado de alguna forma, ella se llevó la peor parte de la situación.

Trate de descansar un poco en el vuelo pero no lo conseguía. Al llegar a casa tenía que cumplir con mis obligaciones como novio, pero primero resolver el asunto del infiltrado.

Sin contar que la boda se daría efecto en 5 días, en menos de una semana. Realmente no estaba nervioso, simplemente no sentía nada pero le pedía a Dios que me permitiera querer aunque sea un poco a Sophie. Ella no se merecía a alguien como yo.

Horas más tarde, después de varios Martinis aterrizamos, como ya lo había previsto Jones me estaba esperando en el aeropuerto, tenía que comenzar a descartar los posibles informantes que me estaban jodiendo la paciencia. Me subí a la camioneta y le saludé.

—Como estuvo todo por aquí — le pregunté volviendo mi vista a la ventana.

—Todo a estado tranquilo señor, su padre sigue detenido.

—Me alegra escuchar eso, sin embargo no me fío, así que dejé a Mackenzie en New York.

Él me echo un vistazo rápido. —Es bueno que la mantega lejos.

—Si lo es. —concordé. Pensando en ella.

Ya a estas horas debió de haber despertado. Al final aparcamos en la empresa, donde me encargaría de los otros dos sospechosos. Antes de entrar a mi oficina, saludé a Lily quien había pasado a ser mi asistente mientras Kenzie estaba por fuera.

—¿Que tal su viaje señor? — me preguntó amablemente.

La mire con una mirada que solía intimidar a mis empleados. Me acerqué a ella lentamente y cuando estuve lo bastante cerca me detuve.

Quiero Ser Libre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora