Capítulo VIII

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Agoney cierra la puerta de su habitación sabiendo que si hubiera sido por él, le hubiera comido la boca a Raoul. De hecho quiere hacerlo, pero lo que no quiere, ni se perdonaría ahora mismo, es que se volviera a alejar. Así que después de quitarse la ropa y ponerse la camiseta que usa para dormir, se tira en la cama recordando los buenos momentos que pasaron esa tarde por Madrid.

Raoul aterriza en el aeropuerto de Asturias a la hora prevista, con la idea en la cabeza que algún día le gustaría saber cosas sobre cómo pilotar un avión, si es más difícil aterrizar que despegar... "Nota mental" piensa para preguntarle a cierto piloto que conoce.

Octubre y Asturias es tiempo frío seguro y más a donde tiene que ir él. Alquila un coche en el aeropuerto y, con las indicaciones del GPS, llega al Hotel Blue Daisy que pertenece a lo que allí se conoce como los Valles Mineros. Es un entorno tranquilo, con mucha presencia de agua a su alrededor y con proximidad a la Sierra del Aramo, un espacio declarado protegido que permite realizar múltiples aventuras en medio de la naturaleza.

Una vez que se encuentra allí saca una foto a las montañas que tiene enfrente y, sin pensárselo mucho, entra en WhatsApp y abre la conversación con Agoney.

Raoul: Foto

Raoul: Creo que aquí te podrías morir de frío.

Cierra la aplicación, guarda el teléfono y entra al hall del hotel. Tal y como le había dicho a su madre, por allí ya se pasean trabajadores repasando los últimos detalles para la gran inauguración que van a hacer a finales de este mes. Esta va a ser la primera vez que falte a una inauguración, pero le coincide con otra mucho más importante, El Hotel Red Roses de Tenerife, ciudad a la que sus padres quieren que se mude y que tenga su oficina allí. Aunque le aseguraron que iba a tener que seguir viajando, no lo haría con tanta frecuencia.

Pasan las horas y está en la oficina comprobando que estén todos los papeles que necesitan para abrir las puertas del hotel. El sonido de un mensaje de WhatsApp le saca de la concentración en la que está, desliza la barra de notificaciones y ve que es Agoney que le está hablando. En un primer momento se alegra un montón, pero luego se acuerda que fue él, quién le envío una foto anteriormente. Así que deja el móvil dónde está y sigue observando que todos los papeles y licencias estén en regla, es decir, firmados y sellados por todos los órganos de gobierno requeridos para este caso.

Minutos después se acomoda en la silla de la oficina en la que está y coge el móvil para leer los mensajes que le había enviado.

Agoney: es una maravilla el paisaje que tienes frente a ti y evidentemente pasaría muchísimo frío allí. Mis mejores paisajes son por las nubes.

Agoney: no te lo dije anoche, pero muchas gracias por el día de ayer. Fue la mejor celebración que podía tener de cumpleaños.

-¿Su cumpleaños? - habla Raoul a la soledad de la oficina.

Raoul: ¿Tu cumpleaños en serio? ¿Y no me lo sabes decir?

Raoul: Podríamos haber hecho algo de lo que de verdad tuvieras ganas.

Agoney está tirado en el sofá de su casa después de haber realizado el vuelo Madrid - Tenerife y tres horas después, Tenerife - Gran Canaria y la vuelta. Está agotado, pero siente como le vibra el móvil que tiene en el pecho, lo coge y sonríe al ver que es él.

Agoney: créeme cuando te digo que fue el mejor día de mi cumpleaños. He estado de cita con el chico que llevaba rechazándome desde hace años. ¿Qué más puedo pedir? 🤪

Agoney: además, no me gusta celebrar mi cumpleaños y antes de que digas que es porque me hago viejo, no. Son 27 años, así que no es por eso. Y tú, en una tarde recorriendo las calles de Madrid, has hecho que vuelva un poquito esa ilusión.

Con EscalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora