Capítulo XVIII

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¡¡Último aviso para los pasajeros del vuelo Air Europa Boeing 786 con destino Madrid. Por favor, embarquen por la puerta 3!!

Raoul se mueve nervioso en el cuadro que tiene frente a la puerta de embarque, esperando que Agoney llegue. Son las 15:25 y no ha aparecido, le ha mandado varios WhatsApp pero no contesta a ninguno y, él tiene que irse.

La chica que está detrás del mostrador se acerca al chico que no para de mirar de un lado a otro, nervioso.

–Tiene que embarcar ya, este ha sido el último aviso.

–Cinco minutos más, por favor. – Le ruega Raoul. –Necesito hablar con una persona que supuestamente llegaba en el vuelo de Lanzarote.

–Ese vuelo... – No está autorizada para decir nada, pero le está dando mucha pena los ojos de preocupación con los que le mira Raoul.

–¿Qué pasa?

–Lo siento, de verdad que no puedo decirle nada. Tiene que embarcar ya, las puertas se van a cerrar.

Raoul presiente que algo malo está pasando y sabe que es. Se lo puede intuir porque su cabeza no para de dar vueltas, pero no quiere aceptarlo.

Raoul se lleva las manos a los ojos, haciendo presión y pensando que no se puede creer que se vaya a ir a Madrid, sin siquiera despedirse de él. Esa mañana después de la mamada y antes de la ducha, habían estado jugando y picándose en la cama, buscando las cosquillas de uno y de otro, dejando besos en un lado, en otro y, ahora no iba a poder dejarle ni un delicado beso en los labios, porque se tiene que ir.

–Está bien, disculpe. – Le dice Raoul entregando el DNI y enseñándole el billete en la pantalla de su móvil para que lo escanee.

–No se preocupe, entiendo su impaciencia.

Raoul atraviesa el túnel hacia el avión con la maleta de mano que horas atrás había preparado en la habitación del hotel. No sabía qué ropa meter, ni cuanta cantidad. No sabía cuáles eran los planes de su madre pero desde luego, él tenía pensado volver cuánto antes a la isla.

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–Joder, Erick.

–Lo sé, Agoney. Sé cuánto querías llegar al aeropuerto, pero has visto que las condiciones no eran buenas para aterrizar allí. No nos daban de paso, han perdido nuestra señal del avión. – Su amigo habla pero él no escucha. – Teníamos que aterrizar en Gran Canaria o volver a Lanzarote.

–Encima encerrados en el avión sin poder salir. – Protesta. –¿Ya has podido comunicarte con la torre de control de allí?

–No, deben tener problemas de comunicación. Debido a la tormenta eléctrica que cayó hace un par de horas.

–¿Y si Raoul no pudo despegar?

–Es una opción. Pero no es lo mismo aterrizar que despegar, ya lo sabes.

–Joder, ¿todo me tiene que pasar a mí?

Erick comenzó a aplaudir cuando escuchó las palabras de Agoney.

>>¿Y a ti, qué te pasa ahora?

–Ya sabía yo, que Raoul no te iba a quitar tan fácilmente el puesto de dramática.

Agoney gira la cabeza para mirarle y vuelve a voltearla negando a su paso. Es increíble que él esté de los putos nervios porque su pareja, su novio, se ha marchado a Madrid sin saber la razón y él está encerrado en un puto avión en el aeropuerto contrario. Encima no pueden conectar los datos del teléfono, por no sé qué movidas les habían comentado desde la torre de control, por lo que no sabía si Raoul, se le había mandado un mensaje despidiéndose de él o no.

Con EscalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora