De camino a casa de Agoney, van de la mano y hablando de las curiosidades de los aviones, de ser piloto y todas esas cosas.
–Pero, si pone que el avión aterriza a una hora, ¿por qué siempre lo hace antes? – Es una curiosidad que le viene a Raoul a la cabeza cada vez que coge un avión.
–A no ser que haya imprevistos, todos los vuelos salen a la hora indicada, pero llegan 5 o 10 minutos antes por cuestiones de estadística.
–¿Estadística? No entiendo. Yo cogí muchos vuelos desde que empecé a trabajar y creo que podría decir que la gran mayoría, siempre llegó antes de tiempo.
–¿Y a qué eso te gusta? ¿A que te parece bien qué haya tardado menos del tiempo estimado?
–Claro, a quién no le iba a aparecer bien.
–Pues por eso lo hacen, para que cuando tengas que viajar lo hagas con esa compañía que sabes que siempre vas a llegar antes. – Siguen caminando pero Agoney lo mira de reojo, y sonríe por ir así. –En realidad todas las compañías lo hacen. Y al final de año, hacen una especie de comparativa a ver qué compañía tiene mejores resultados.
–No me lo puedo creer.
–Quién hizo la ley, hizo la trampa.
–Ya veo, ya.
–¿Alguna curiosidad más? – Pregunta Agoney a unos pasos del portal, girándose hacía el lado de Raoul, para robarle un beso.
–Sí, un montón. Pero me las guardo para otro paseo nocturno.
Agoney abre la puerta y antes de pasar se gira para ver a Raoul con los brazos cruzados sobre su pecho.
–No me robes besos – Le dice como si estuviera enfadado.
–¿Por qué? A mí me gusta. –Alarga la mano para que se la coja. –Además cuando lo hago, sonríes.
–Es una reacción involuntaria.
–¿O sea que a cualquiera que te robe un beso, le sonríes?
–¿Vas robando besos por ahí a la gente?
–Vale, tú ganas. –Raoul le coge la mano y se acerca hasta él, tentando la boca contraria hasta juntar sus labios.
Después de unos cuantos besos más en el interior del portal, suben a casa y aprovechando que todavía no es muy tarde, Agoney prepara unos sándwiches para cenar. Aunque Raoul no tiene hambre, le dice que es mejor que vaya a dormir con el estómago lleno.
–Pero es que no me entra nada de verdad, Ago. Tengo como el estómago cerrado. – Se lleva las manos a la tripa.
–Pues medio. Te lo parto a la mitad en un triángulo. Pero come algo para que te puedas tomar un Paracetamol.
–Para el dolor de cabeza, ¿no?
–Efectivamente.
Mas de media hora después, Raoul está poniendo el despertador a las 7:30 porque tiene que ir a trabajar.
–No es justo que esté en Tenerife y tenga que madrugar para ir al hotel a ver que todo esté yendo bien. –Replica activando la alarma.
–Lo que no va a ser justo, es que salgas tan temprano de mi cama. – le contesta metiéndose al otro lado.
Y aunque pueda parecerlo, a ninguno se le hace raro que estén metidos en la cama, sin más intención que dormir.
– Lo sé, pero otro día más sin pasar por la oficina... – Deja la frase en el aire.
–Te entiendo. – Responde cogiéndole por la cintura y pegándolo a su pecho. –Yo mañana trabajo de tarde, ¿Comemos juntos?
Raoul está agotado después de todo el día por ahí y, aunque el mareo se le quitó, no evita ronronear como un gatito en cuanto posa la cabeza en la almohada, en el mismo sitio que la noche pasada. Agoney lo quiere abrazar y tenerlo cerca de él, pero prefiere darle espacio, por lo que se tumba de espaldas a él, en el otro lado de la cama. Si los vieran, pensarían que es una pareja que está enfadada, pero no. Son dos chicos que abrieron sus corazones, hablaron de sus sentimientos esta misma noche y ahora tienen el cuerpo muy revolucionado, no saben cómo comportarse, no quieren incomodar al otro. Cuando Raoul cierra los ojos, lo primero que se le pasa por la cabeza es que se va a acostumbrar a dormir aquí. En esta casa, en esta cama y miedo le da cuando lo tenga que hacer él solo en la habitación del hotel.
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Con Escalas
FanfictionEl amor no es siempre como esperamos. Uno no decide cuando entra en juego. Dos chicos que el destino quiso que se encontraran una y otra vez, hasta que sus vidas estuvieron preparadas. ¿Conseguirá el amor vencer todo y que uno entre en la vida del...