Capítulo XII

506 60 166
                                    


Agoney no se encuentra mal, simplemente necesita descansar. No había planeado que el día de ayer fuera tan intenso como en realidad fue, pero ahora se siente feliz, agotado y para qué negarlo, un poco confuso. Como si la vida le hubiera dado la hostia de la que hablan sus amigos siempre que los puede ver y les cuenta cómo va su vida.

Ahora siente que con Raoul, no hay vuelta atrás y tampoco quiere que la haya porque se siente demasiado a gusto con él, le hace sentir muy bien pero está acojonado. Tiene miedo de sentir cada día más y que para Raoul sea lo que otros chicos fueron para él siempre, o sea nada. Un lío, un rollo de varias noches, polvos esporádicos y si te he visto, no me acuerdo. No puede, ni quiere sentir que es eso para él.

Por eso echado en su sofá, después de hablar con Raoul por mensaje y decirle que no se encontraba muy bien, piensa que en realidad lo que necesita es un break y pensar como quiere que sea todo a partir de ahora. Porque Raoul está entrando cada vez un poco más en su corazón, aquel lugar dónde siempre dijo que no entraría nadie, porque él es libre para atarse a una pareja.

Se queda dormido en el salón con la televisión encendida de fondo y no se entera cuando su teléfono notifica la entrada de varios WhatsApps.

Raoul: Hola Agoney, estás mejor?

Raoul: Puedo pasarme por la farmacia y llevarte algo, si quieres.

Cuando ha mandado los mensajes, sentado en la esquina de la cama de su habitación, baja a la cafetería dónde le está esperando Isaac. Tiene muy pocas ganas de verlo, por no decir ninguna. Antes de entrar por la puerta, lo ve sentado en una silla con el móvil en la mano, "seguramente esté leyendo las noticias" piensa a medida que avanza hasta la mesa.

Aunque Raoul ya no siente nada por ese chico que está esperándole, tiene que reconocer que está vestido realmente guapo. Isaac es tres años mayor que él, pero mucho más alto y delgado. Así es que todo lo que se pone, le sienta muy bien, tiene buena percha, como dijo su madre un día. Raoul sabe que lo que le atrajo de ese chico, fue su físico pero poco a poco, con conversaciones tontas y roces innecesarios pero buscados, se fue ganando su corazón. Cada día lo veía en las oficinas del hotel, ya que estaba haciendo las prácticas de un ciclo formativo de Administración y Dirección de empresas. Y como dice el refrán, "el roce hace el cariño" y así fue como con Isaac comenzó una relación más allá de lo laboral por cuatro años con el hijo de sus jefes.

Pero después de los continuos reproches por parte de Isaac, Raoul decidió dar por finalizado el noviazgo, a pesar de quererlo mucho. Porque como le había dicho Cristina en una de sus múltiples conversaciones, "Raoul, eres muy joven para vivir una relación en la que no estás a gusto por mucho que quieras a esa persona. No vale solo con quererla, tienes que estar también enamorado, darlo todo por esa pareja, que haya un feedback. Y siento mucho decírtelo, pero a Isaac, no lo veo enamorado".

Antes de seguir caminando y llegar a la mesa, borra el último mensaje que había enviado y manda otro nuevo, porque se da cuenta que si necesita algo, Agoney tiene dos opciones: pedírselo a él o a sus amigos. Y teniendo a sus amigos y seguramente a su familia, está convencido que no le pediría nada a él.

Raoul: Ya sé que me dijiste que no te gusta que la gente borré mensajes, pero no era nada importante.

En el momento que Raoul se acerca a la mesa dónde está Isaac, lo hace sin ninguna gana y se lo demuestra en la expresividad de la cara.

–¿Qué quieres? – Es lo primero que dice Raoul cuando siente la mirada intimidante del otro chico sobre él.

–Verte.

–No me vengas con juegos ahora, Isaac.

–¿Por qué estás a la defensiva? No he hecho nada, relájate.

Con EscalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora