~Fantasma~

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El recuerdo se alejó lentamente, como si una ola del mar se tratase. Miró detenidamente el té en su taza y vió su reflejo en él, había cambiado bastante desde aquella vez, desde aquel día.

Una voz masculina la trajo de nuevo a la realidad.

Aquella voz que se quejaba al caminar.
Sonrió de costado, sabía perfectamente de quién eran esos pasos.

-No debiste levantarte...- dió un sorbo a su frío té -¿estás mejor?-

Se paró a su costado con el ceño fruncido -¿Como quieres que no me levante si no respondes a mi llamado? Te estaba llamando hace varios minutos, no respondiste y vine a ver... pensé que ya te habías marchado- se sentó con dificultad a su lado, en la vieja silla que adornaba la cocina - ... además, ya me siento mejor, no hace falta que me cuides como un niño- dijo un tanto molesto

La mujer rodó los ojos y le restó importancia. Estuvo unos segundos en silencio hasta que habló -Toma... llegó esta mañana... quiere verte- le tendió un pequeño sobre ya abierto que estaba sobre la mesa

-Sabes muy bien que yo no- dijo tomándolo con indiferencia

-Por favor Severus, te pido que la veas aunque sea una vez. Debes hablar con ella, ¡es tu madre!... Por Merlín...- arrojó la taza sobre la mesa

-Mi madre... ¿porque no viene aquí? ¿porque no pone un pie en ésta casa? ¿Acaso no es lo suficientemente valiente como para verme a la cara?-

Suficiente!- golpeó la mesa y se levantó -te obligo a que veas a tu madre, escríbele ahora mismo- le apuntó con el dedo a la carta - ¿o acaso no tienes tú las agallas suficientes como para verla o escribirle?- se tranquilizó y regularizó su tono -Es tu madre... las madres hacen... - suspiró- ...ella quería que estuvieras a salvo, que no te parecieras a ese...- se detuvo

-a ese qué... continúa- la miró desafiante - ¿a ese cerdo alcohólico, mujeriego, golpeador? ¿borracho y arrogante? Pues, no hay diferencias...- arrastró la última palabra con asco

La mujer se pasó las manos por el rostro en señal de cansancio, miró hacia otro lado -al menos eres un buen mago, de los mejores-

-Lo era, si es que lo fui...-

-¡Lo eres! ¡estás vivo! Así que acostúmbrate a esa idea, te traje de nuevo no por un favor, o por la promesa que le hice a Eileen de protegerte, sino por ti, para que tengas una nueva oportunidad en esta vida y para que dejes de ser tan miserable y patético, deja de aflijirte por algo que ya sucedió- lo miraba con los ojos cristalizados -te amo como a un hijo, siempre serás mi primer hijo, y quiero lo mejor para ti-

-Lo mejor era que estuviera muerto...- dijo con la voz quebrada

La mujer se dió la vuelta ocultando sus lágrimas y se dirigió a alguna parte de la casa para comenzar a llorar desconsoladamente, en silencio.
Sólo quería que su hija estuviera con vida en estos momentos, y deseaba tanto poder ver a su pequeño de ocho años que seguramente no la recordaba en lo absoluto.

Severus comenzó a llorar en la cocina, tenía la cabeza entre sus manos, allí en aquel lugar, en su hogar y con Heidy el podía ser libre con sus emociones, llorar, reír a carcajadas, embriagarse o simplemente silbar, ser él mismo.

No podía seguir allí, necesitaba salir, sentir el aire fresco en el rostro, despejar la mente y el alma.

Se levantó lentamente, se colocó el abrigo y con este cubrió la mayoría de su rostro, quién lo viera no lo reconocería demasiado ya que su cabello había crecido al igual que su barba, llevaba días así en un estado depresivo.

El Diario Robado De Eileen Snape ☆🔮 [Severus Snape × Lectora] >Terminada<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora