Luego de un par de años, la madurez ha alcanzado a los niños elegidos siguiendo sus propios caminos mientras recordaban su primera aventura como algo lejano. Sin embargo, el destino les llamará nuevamente cuando humanos sin corazón usan Pokemon para...
Los chicos elegidos estaban aún de camino a la ciudad, preocupados por sus seres queridos estaban en peligro debido a tan enrome Pokemon.
"¿Qué haremos ahora que han destruido sus propios portales dimensionales?" preguntó Katie a Rex.
"Descuida, aún tenemos a alguien que nos puede ayudar" le dijo este, "Debemos detener primero a Regigigas"
"Si es que podemos detenerlo..." comentó Zach.
"Eso no es muy positivo que digamos..." le respondió Mina.
"En parte, Zach tiene algo de razón" dijo Dylan, "Regigigas es un descomunal y legendario Pokemon, y si no mal recuerdo, nos costó bastante detener a Dialga"
"A mi todavía me duele de pensarlo" dijo Rex, "Pero si no lo intentamos, nunca lo conseguiremos: nuestras familias están en peligro y, si tenemos el poder para protegerlos, debemos luchar con todo lo que se pueda"
Los demás estuvieron de acuerdo, aunque dudaban de que pudieran detener a un gigante como aquél. No obstante, las dudas quedaron a un lado cuando el piloto anunció la llegada a la ciudad.
Era un caos: llamas envolvían una zona de la cuidad, las carreteras estaban casi destruidas, quebradas, y la mayoría de edificios eran solo escombros, uno sobre el otro. La mayor parte de los cristales que decorarían sus fachadas habían desaparecido, barridos por el fuego y los escombros, y si no se detenía, esto se expandiría al resto de la ciudad. En el centro de todo el desastre, una enorme figura de al menos 5 pisos de alto se alzaba: blanco, con tres pares distintos de ojos, brazos largos y piernas cortas... era el colosal Regigigas. Debajo de él, varias fuerzas armadas parecían intentar detenerlo, pero todo era en vano si las balas no funcionaban.
Regigigas, tan enrome como era, no tuvo muyo esfuerzo como para mandar a volar a todos con solo un palmazo; parecían como insectos para él. El avión descendió lo más cercano que pudo, para evitar los titánicos golpes del gigante. Una vez en tierra, este dejó a los chicos elegidos y se marchó volando para alertar al presidente. Los chicos, por su parte, fueron casi inmediatamente detectados por el enorme Regigigas. Todos, nerviosos aún, levantaron sus Pokephones.
"¡A Ultra Evolucionar!" exclamaron todos.
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