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Tonto. Tonto. Tonto.

Eran las únicas palabras que se repetían en la cabeza de Pete hacía horas. Estaba en su habitación, tirado en su cama en posición fetal esperando que alguien solucionara su vida porque él no podía.
Después de el suceso del baño había decidido ignorar las siguientes horas a Kornwit, cosa que no logró así que intercambiaron sonrisas tontas en clase de Biología.

¿Cómo se había atrevido a besar al tonto de Vegas?

Dios, de tan solo recordarlo su corazón latía con fuerza. No es que estuviera teniendo una crisis por besar a un chico, él nunca había tenido el pensamiento de tener novia pero quizá sí se había visualizado con un chico guapo alguna vez.

¡Pero no Vegas!

O al menos eso quería creer.

Quería golpear su cabeza contra una puerta pero le daba demasiada pereza caminar así que decidió desquitarse con una pobre almohada.
Los labios de Kornwit se habían sentido tan bien, eran suaves y cálidos, además había un leve rastro de humectante labial sabor menta que lo hizo delirar.

Definitivamente no se había resistido a volver a besarle, no pueden culparlo. Después de todo el que este no le rechazara lo hizo sentir más seguro, tenía fe en que Vegas también estaba perdiendo la cabeza.

Lo ponía nervioso, Kornwit Theerapanyakul lo ponía tan nervioso y débil que tenía que poner todo de sí para no dejarse humillar.

Ese maldito.

Vegas no era tonto y mucho menos débil, Pete lo sabía. Era consciente que al actuar pacíficamente con todos los adultos a su alrededor era solo una fachada para ocultar su personalidad traviesa. Lo había notado cuando escuchó pláticas con sus amigos sobre cuan guapo era el profesor Us, también cuando discretamente se mordía los labios cuando le vio en la piscina.

Vamos que el punto es que Kornwit no era un ángel y eso preocupaba a Pete, porque significaba que lo haría perder la razón.

Si Saengtham pensaba que Vegas no podía ser más atractivo, ese día cambió de idea por completo. Habían pasado días desde el beso en los baños, días donde se habían dedicado miradas casuales pero nada más allá. No compartían caminos a casa y no había nada que los hiciera reunirse.

Con el paso de los días también hubo cambios en las vestimenta de Vegas, quien solía usar ropa no tan ajustada a su cuerpo. Podía sonar muy cliché pero usaba pantalones holgados, camisas over-sized con diseños de algunas bandas de rock que apenas lograba ubicar. De igual forma nada tan escandaloso como lo estaba haciendo ahora.


Kornwit estaba a escasos metros de él, vestido con unos pantalones negros ajustados, una camisa blanca satinada de botones que abrochó hasta casi arriba, además de unas botas negras que lo hacían lucir un poco más alto.

Bien, Pete pasó de no estar seguro de su sexualidad a ser muy gay.

La mirada de Vegas topó con la suya y quería huir, sabía lo que pasaría pero no tenía fuerzas para correr. Le dedicó una sonrisa nerviosa y Vegas se la respondió con extrema confianza. Maldito, maldito, maldito.

Pete decidió ignorarlo y voltear su mirada hasta su locker que, por cierto, estaba abierto. Metió la mano buscando algo que probablemente no estaba ahí.

—Phongsakorn...—Vegas inundó mis oídos, el movimiento de mi mano dentro de mi locker se detuvo y maldije nuevamente antes de voltear con una sonrisa torcida.

—Bueno verte, Kornwit.—Las palabras salieron de mi boca casi con anhelo. Bien, probablemente me estaba perturbando mucho el aroma de Vegas, era tan bueno.

—Lo que sea, vengo a salvar tu trasero.—Dijo con una sonrisa angelical haciéndome estremecer. Este loco cambia de actitud fácilmente.

Igualmente quedé sorprendido.—¿Te refieres a...? —Su sonrisa se desvaneció por un segundo y luego se acercó demasiado a mi rostro, iba a empujarlo cuando cambió de dirección y fue directamente a mi oreja.

—Vas a reprobar matemáticas, vi los expedientes de mi tía por error y quiero ayudarte.—Sururró.—Tenemos dos semanas, debes tomarte esto en serio y suspender tus entrenamientos por siquiera tres días antes de los exámenes, Pete.

Su voz sonaba demandante, esperen va muy rápido. Que voy a qué.

Realmente no era bueno en matemáticas pero jamás había esperado que mi promedio en esa materia decayera tanto.

—Bien, lo haremos.—Dije sin pensarlo, se alejó de mi y me miró sugerente.—Bastardo, que vamos a estudiar.—Mi voz salió un poco alta llamando la atención de unos cuantos alrededor, junté mis manos antes de pedir disculpas y volver con ese asunto.

Kornwit sonrió nuevamente y murmuró algo que definitivamente no logré escuchar. De cualquier forma no tardó en dar la vuelta y comenzar a caminar hasta lo que parecía el aula de Química, cierto, que tenemos clase juntos.

‹him & i› vegaspete. EN EDICIÓN! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora