CAPÍTULO V

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25 de marzo del 2013 –  New York - Usa

Así que, ¿tienes planes para hoy? – preguntó Ally mientras miraba desinteresada su celular –

No, ¿por qué lo preguntas? – respondió Camila mientras miraba la televisión –

Bueno pues ahora los tienes, quiero que estés lista porque a las seis paso por ti – informó mientras se paraba del sillón y caminaba hacia la puerta principal –

– Espera ¿qué? ¿A dónde iremos? – preguntó confundida la rizada –

– Deja de preguntar y mejor ve a organizarte, porque ya son las tres y tú si que te demoras mujer – dijo para luego cerrar la puerta dejando a la rizada demasiado confundida en el sillón –

La castaña se levantó del sillón, caminando directo hacia su habitación, tomó su celular y le mando un mensaje a su alfa, avisándole que tal vez no la encontraría cuando llegará ya que había salido con Ally. Tomó sus cosas y entró al baño; al cabo de cuarenta y cinco minutos salió de la ducha ya vestida, se peinó y tomó su celular, viendo que su alfa sólo le había respondido un simple “Okse dirigió a la cocina y tomó vaso con jugó y se lo tomó mientras revisaba su celular.

Eso hasta que escucho el timbre sonar.

– ¿Estás lista? – pregunto la Omega rubia entrando a la casa –

Si –

– Genial, vámonos –

– ¿Ahora si me dirás a dónde iremos? –

– Noup – dijo haciendo que la rizada rodara los ojos –

Ambas subieron al auto de Ally y aunque Camila no tenía idea de adonde se dirijan eligió no preguntar más, así que simplemente puso música y miro por la ventana, mirando lo hermoso que estaba el cielo y las estrellas. La Omega amaba mirar las estrellas, pues estas le dan paz.

– Ya llegamos a nuestro destino – habló Ally llamando la atención de la rizada mientras estacionaba el auto –

Umm –

– Bien, baja – dijo la rubia después de salir del auto y abrirle la puerta a su amiga –

La rizada simplemente le envió una mirada de confusión, mirada que la rubia decidió ignorar mientras guiaba a  la rizada hasta un lugar donde había una manta con una cesta y al frente había un hermoso y grande lago mientras se podía mirar como el sol estaba empezando a esconderse. Camila estaba tan extasiada mirando aquello que no se dió cuenta de que Ally ya no estaba a su lado, estaba maravillada mirando todo sin percatarse de lo que sucedía a su al rededor, eso hasta que sintió unas manos en su cintura y una respiración en su nuca; la rizada sonrió levemente cerrando sus ojos e inhalado el aroma que desprendía su alfa, claro que no se había asustado, podría reconocer aquel olor aún si estuvieran a diez mil kilómetros de distancia.

Lauren beso la mejilla de su Omega mientras la seguía abrazando desde atrás, llenando sus pulmones del Dulce aroma que su Omega desprendía. Ambas veían como la tarde se iba alejando y la noche apenas estaba llegando.

Adorando la puesta del anochecer la rizada sonrió feliz respirando profundamente mientras se volteaba a mirar a su alfa.

– ¿A qué se debe esto? – sonrió haciendo un besito esquimal –

A nada en especial, sólo quería tener un momento contigo en un lugar tranquilo – susurro en los labios de su Omega para luego unirlos formando un dulce beso –

Mi Dulce Omega || Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora