4. Sin razón

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Capítulo 4

"Sin razón"

SAMAEL

Como era costumbre en él, no se presentó a la hora de la cena. Después de las reuniones en el salón subterráneo, los murmullos aumentaban y todos tenían algo que decir. Su estado de ánimo no podía soportarlo.

Esperó a Blaise en la sala de estar de los dormitorios, pero quien apareció fue Gideon. Su amigo se acercó a él y se lanzó sin más en el sofá a su lado.

— ¿Blaise te echó de nuevo? —preguntó con desinterés—. Sabes que no le gusta que presencies lo que hace.

—No es eso. Me fui porque quise —espetó Gideon, él soltó el libro que sostenía en sus manos. No prestaba atención a lo que leía. A ese paso, tendría que comenzar desde la primera página. En esos días tenía la cabeza por todas partes.

Se acomodó en el sofá con brazos y piernas cruzadas en dirección a Gideon.

— ¿Entonces? ¿Qué te pasa?

—Sabes que ninguno de ellos me importa, las reglas que has puesto deben respetarse, pero no puedo evitar pensar que con Izan te estás equivocando.

La expresión en su rostro debió denotar la irritación que sintió ante la mención del chico nuevo.

— ¿Insinúas que debería dejarlo en paz? —preguntó.

Gideon jugueteó con los dedos entrelazados en su regazo.

—Responde —insistió él—. ¿A qué te refieres?

Pasaron unos segundos y el rubio no dijo nada, parecía dispuesto a articular palabras, pero éstas no salían.

—Tal vez nos hemos pasado. Ya le dimos la bienvenida, luego lo de la fiesta, y hoy hasta Blaise se ha quedado dándole un castigo —explicó con el mayor tacto que pudo.

—Nunca has defendido a nadie —señaló él. Se puso de pie y tomó el libro con una mano—. Lo de hoy fue culpa suya. No debió intervenir, y de alguna manera le quedará claro cómo son las cosas aquí.

— ¿Acaso olvidaste a Micah? —Continuó Gideon—. Lo que pasó con él llegó al grado de que tu padre intervino y lo envió de intercambio.

­—Precisamente por ese idiota es que hago esto. Atormentar a los nuevos no es un deporte, pero si no tomo precauciones, la historia se repetirá.

—Hablando de él, lo vi entrar a la habitación de Izan hace un rato —confesó su amigo. Sujetó a Gideon de la barbilla para que lo mirara.

— ¿Viste a Micah? —Gideon asintió—. Parece que un nuevo peón se une al tablero.

Sangre puraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora