Capítulo 1

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Narra Alexandra

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Narra Alexandra

El fin del mundo como todos lo conocíamos llego hacía ya un par de años, cuando un experimento fallido salió de uno de los laboratorios del gobierno de Estados Unidos, sí, justo como en las películas, ese país era la sede de un nuevo evento que amenazaba la vida de los humanos.

Tal parecía que un roedor con el que experimentaban se escapo de dicho laboratorio y termino en una fábrica de comida, todo un lote entero se contamino y a los pocos días se empezaron a dar casos de personas en exceso violentas que atacaban a los demás. Esto fue hace ya cinco años, cuando yo tenía diecisiete.

El gobierno intento controlar todos estos sucesos transportando a dichas personas a un edificio que se decía era otra de las sedes de los mismos laboratorios, nunca nadie pudo confirmar o negar dicha información, pero era la única lógica si no ¿a dónde los hubieran llevado? 

La situación se descontrolo semanas después cuando los pacientes comenzaron a morder a los demás, nadie sabía a ciencia cierta que esas mismas mordidas harían que te transformaras en una criatura horrible, capaz solo de seguir sus instintos más primitivos, capaz de exterminar a los humanos.

Se dio un estado de alerta en todos los Estados Unidos donde se decía que no salieras de tu hogar, que te mantuvieras a salvo, que no dejaras que te mordieran. El pánico llego a las calles y las ciudades más grandes no tardaron en caer. 

El virus comenzó a esparcirse más rápido de lo que los gobiernos podían controlar, las fronteras fueron cayendo y con ello los demás países.

Ante tal hecho y con motivo de que no se esparciera más, las ciudades de mayor población fueron bombardeadas, una supuesta forma de contener un poco lo que pasaba.

Todos los gobiernos se unieron para crear refugios donde las pocas mujeres y niños que quedaban serían llevados para ser protegidos de todo lo que ocurría, casi un 90% de toda la población femenina e infantil en el mundo fue llevada a alguno de estos lugares, todo iba de maravilla, parecía que podían prosperar ahí, que esta podría ser una forma de no extinguirnos ante tales eventos.

La cosa fue que en esos momentos no se tenía conocimiento de que el virus que se transmitía con las mordidas podía tardar en hacer reacción, que la persona podía tardar en mostrar los signos de estar infectado, la poca coordinación de los encargados de dicho lugar y la falta de información fue lo que hizo que el refugio más importante de Estados Unidos se plagara de zombies. Nadie pudo salir.

Los niños no eran los seres más silencioso del mundo así que todo el ruido que hacían fue atrayendo hordas de zombies a cada uno de los refugios, uno a uno fueron cayendo y con ello la esperanza de la humanidad de poder seguir existiendo.

Recuerdo casi como si fuera ayer todo lo que ocurrió, yo acababa de cumplir los diecisiete años cuando vi en un canal de noticias lo que le sucedía a esas personas que comieron de ese lote, viví también como fue que el gobierno por medio de avisos nos trataba de mantener en casa para evitar los contagios. Vi como un día mi amada ciudad se fue infestando de zombies y tristemente también vi convertirse en esas cosas a toda mi familia.

Desde hace ya cinco años que estoy vagando por este mundo apocalíptico, conocí a diversas personas que ahora también se habían convertido en esos asquerosos seres. 

Hace ya unos ocho meses que no me he encontrado a un humano, supongo que es lo mejor. No te encariñas con nadie y así ya no tienes que sufrir su partida.

El único punto bueno hasta el momento es que por lo que pude observar las personas que llevan mayor tiempo convertidas en zombies se han vuelto lentas, han perdido casi todos sus sentidos, se han vuelto casi inofensivas. Sin embargo las que no llevaban mucho de ser convertidas son realmente peligrosas, seres rápidos, con los sentidos agudizados e incluso a pesar de que ahora sus acciones recaían en satisfacer sus instintos, todavía eran inteligentes.

En estos momentos estaba a las afueras de la ciudad de Denver, en Colorado. Hace unos meses me encontré con el último grupo de humanos que he visto hasta el momento, salvé a uno de sus integrantes de ser mordido y gracias a eso ellos me ofrecieron unirme a su grupo, decidí rechazar su oferta pues ellos se dirigían a Alaska, me comentaron que habían escuchado por la radio una especie de anuncio que informaba y pedía a todos los sobrevivientes dirigirnos hacía lugares con los climas más fríos que pudiéramos encontrar, que los zombies no llegaban a esos lugares por la baja temperatura y que los que llegaban se hacían en extremo lentos, fáciles de exterminar. 

Creo que el no quererme alejar de un lugar tan familiar para mí fue lo que hizo que estuviera en estos momentos momentos en soledad, desde esa ocasión ya no me había encontrado a nadie más. Les pedí que me contactaran en cuanto llegaran, pero eso nunca paso.

Supongo que el tono tan seguro de su voz y el ansiar saber después de tantos meses que no era la única siendo todavía humana fue lo que me hizo querer dirigirme ahí, sabía los peligros que corría en cuanto me alejara de los lugares que conocía, sabía que muchos hombres sometían a las escasas mujeres que seguían siendo humanas para hacerlas suyas, sabía que no debía de confiarme de nadie, que incluso existían hombres que se habían vuelto caníbales al ver la escasa cantidad de comida que estaba disponible sin el peligro de encontrarse con un zombie, que la sociedad en la que yo alguna vez me crie se fue colapsando con la llegada de los zombies  de tal forma que ahora nadie seguía leyes o reglas.

Ya está anocheciendo y es cuando más activos están los z, así que observe a mi alrededor qué lugares parecían más seguros y a lo lejos pude divisar una casa de dos pisos que parecía ser mi mejor opción, decidí acercarme rápido para poder asegurarme de que fuera segura y tuviera una salida rápida en caso de algún inconveniente. Una de las tantas cosas que había aprendido viviendo es este mundo fue justo eso, siempre asegúrate de tener alguna vía de escape de emergencia o morirás.

Rodee la casa observando todo con cuidado y al ver que una de las habitaciones en el segundo piso da directamente a una de las ramas de un frondoso árbol determine que podía quedarme ahí aunque sea por esa noche.

La puerta principal está destrozada casi completamente, como si uno de los recién convertidos hubiera hecho hasta lo imposible por pasar, pobre de la persona que estaba dentro.

En silencio paso por el agujero que tiene la puerta y camino por toda la casa revisando así que no haya ningún infectado dentro, al confirmar aquello bloqueo la puerta principal con un sofá que hay en lo que antes fue una sala de estar.

Subo al segundo piso y me adentro en la habitación que da al árbol, bloqueo la puerta con un librero que se encuentra en el piso y me acerco a la cama.

—Joder, hace semanas que no tocaba algo tan suave— digo antes de acomodar mi cuerpo y quedarme dormida.




NOTA:

¿Qué tal les pareció el primer capítulo de esta historia?

Lo cierto es que es mi primera historia de poliamor con el tema de un apocalipsis zombie, son mis dos temas favoritos así que estoy enamorada.

Siempre me pregunte cómo sería un romance de tipo amoroso en un futuro así y la verdad es que me está gustando mucho.

Les agradezco todo su apoyo <3

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