APOCALIPSIS ✔

Capítulo 14

Narra Alexandra

—Listo, preciosa. Ya llegué —dice Jericho tomando asiento a un lado de mí.

—¿Qué es lo que ocurre? —pregunto sintiendo un fuerte mareo que hace que cierre los ojos con fuerza.

¡Alexandra!

¡Alexandra!

—Hey, te estoy hablando ¿te encuentras bien? —pregunta con preocupación reflejada en su rostro, mi vista es borrosa y apenas puedo mantenerme, mis sentidos parecen desconectarse por un momento de mí, sin esperar respuesta de mi parte le habla a Rohan.

—Yo... estoy bien, solo fue un pequeño mareo —susurro sintiendo que las fuerzas regresan a mí mientras llevo mi mano derecha hacia mi frente y la mantengo ahí.

—¿Estás segura? No parece que haya sido solo un mareo —Rohan llega casi al instante en el que Jericho termina de decir aquello. —Iré a buscar a Osiel, él seguramente puede ayudar en algo —nos informa poniéndose de pie y marchándose casi al instante.

Rohan coloca su mano sobre mi espalda de forma extendida y la mueve suavemente sobándola.

—¿Te encuentras bien, linda?

—No tengo idea, no es la primera vez que me sucede estando con ustedes, ya ha ocurrido en otras ocasiones solo que no tan fuerte, es lo mismo con mis sueños, todos son de momentos al inicio del apocalipsis y siento que algo va mal...

—¿Qué podría ir mal, linda? Todo está en tu mente, no debes de preocuparte por nada, aquí estamos nosotros y no dejaremos que nada te ocurra —susurra con un tono de voz que nunca antes le había escuchado, deja de tocar mi espalda para tomar asiento a un lado de donde yo me encuentro, toma mi mano que sigue apoyada sobre mi frente para separarla con delicadeza de mi cabeza y entrelazar nuestros dedos.

—En verdad tengo ese presentimiento que algo malo va a ocurrir o esta ocurriendo, Rohan...

—No deberías de, nosotros estamos aquí para protegerte, muchas veces creo que para eso fuimos creados aun sin conocerte antes ¿sabes?

—Puede ser, yo también siento que los conozco desde hace bastante a pesar de ser poco el tiempo que llevamos todos juntos.

Rohan aprieta ligeramente nuestras manos entrelazadas y lleva su mano disponible hacia mi rostro apartando así varios mechones de cabello que se han deslizado de la coleta y han llegado hasta mi rostro.

—Tranquila, todo está perfectamente bien —nuevamente su voz es un susurro intentando tranquilizarme de estos pensamientos que invaden mi cabeza, pero el tono que utiliza me hace saber que algo no va del todo bien.

Mamá siempre decía que era una persona que sobre pensaba las cosas y que eso cuando fuera mayor me traería consecuencias, supongo que tenía razón en esa parte y que debo de relajarme. Sin embargo, los recuerdos de mi padre diciéndome que siempre le hiciera caso a mi intuición pues esta nunca fallaba también llegan a mi mente creando de este modo un gran dilema.