HERO | "Me despierto gritando de soñar, Un día te veré mientras te vas, Y la vida perderá todo su sentido."
La Umbrella Academy. Un grupo de personas algo 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭𝘦𝘴.
Los Umbrella vuelven a su línea temporal -o eso pensaban-. La Sparrow A...
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20.
Todos despertaron con mucho dolor de cabeza, la resaca, era normal, casi nadie recordaba nada de lo que paso la noche anterior. Ben y Klaus se levantaron como todos, con mucho dolor de cabeza, Ben tenía pintado en la espalda la palabra "capullo" pero a saber quien habría sido. Luther y Sloane seguían con lo suyo, tras toda la noche seguían igual, pero por raro que parezca ellos no tenían dolor de cabeza, Allison y Viktor si que tenían resaca pero tanto Allison como Viktor despertaron en sus habitaciones y sin nadie a su lado. Lila y Diego también seguían con lo suyo, Lila con un poco menos de resaca, no había bebido tanto, pero ahora si tenían energías para hacer sus cosas. Y por último Cinco y Laia, los dos hicieron cosas anoche de las que ninguno se arrepentía, el sonido de un cacharro caer al suelo los despertó a los dos en la habitación de la chica.
—Joder —se quejaron los dos, les dolía mucho la cabeza eran los que más habían bebido. Laia estaba enredada entre las sabanas por lo que casi se cae de la cama y comenzó a reírse.
—Cinco, ayuda —dijo riéndose, el chico la ayudó, aunque él no tenía tan buen humor. Cuando la sabana se cayó dejando ver su cuerpo desnudo, ella se sonrojó rápidamente e intentó taparse con lo que fuera. Ahora el la miraba con una sonrisa —. ¿Te... puedes dar la vuelta mientras me visto? —Preguntó la chica avergonzada y con el rubor rojo todavía en sus mejillas.
—¿En serio? Después de lo que hicimos anoche, ya te he visto sin ropa. ¿Me tengo que dar la vuelta? —Preguntó Cinco.
—Sí.
Cinco se dio la vuelta sin rechistar con la sonrisa todavía en su cara, la chica fue hacía su armario y cogió lo primero que encontró y se lo puso, Cinco giraba la cabeza de vez en cuando intentando ver algo aunque Laia lo pillará en casi todas. Después los dos salieron de la habitación, Laia roja como un tomate y Cinco riéndose.
—¿Qué es tan gracioso? —Preguntó la chica cansada ya de la risa del chico.
—Tú.
—¿Se puede saber por qué? —Preguntó de nuevo, Cinco estaba acabando con su paciencia, estaba pasando mucha vergüenza.
