Stalker Next Door (+18)

El Sofá.

Oliver cerró los ojos al sentir el líquido caliente de Franz nuevamente en su abdomen. Le besó el hombro despacio mientras calmaba su respiración, acercándose a su cuello y a su mejilla. Confirmaba lo locamente enamorado que estaba de Franz. Por fin cinco años de espera habían valido la pena. Sonrío acomodándole el cabello y viéndolo aún agitado y sudoroso. Le desató con paciencia la cuerda que aún colgaba de su muñeca derecha.

Poco a poco Franz comenzó a despertar de esa pesadilla que se había convertido en una especie de sueño húmedo. Miró lo que hacía viendo su rostro, nunca lo había visto de cerca y no entendía su sonrisa y sus caricias, esa mirada enamorada en un desconocido. Esperó a que desatara su muñeca y lo empujó enseguida bajando de la mesa con sus piernas temblorosas. Sentía todavía el calor en su entrada, jamás se había sentido así, tan humillado y complacido a la vez. Tragó saliva mirándolo como si fuese contagioso, comenzando a buscar su ropa mojada por la lluvia. Estaba tan impactado y bloqueado que subió las escaleras rápido caminando a su casa descalzo y sin polera.

Franz entró a su casa apoyando su espalda en la puerta agitado, con el ceño fruncido mirando la nada, se tocó el cuello y los labios, luego su cadera. Había eyaculado por primera vez con alguien, nunca imaginó qué sería en ese contexto "Gay?" pensaba en la oscuridad de su casa. Suspiró entrecortado sonriendo algo contrariado. Se burlaba de sí mismo, nervioso, por lo que había ocurrido.

Que Franz no hubiese dicho nada fue suficiente para mantener a Oliver tranquilo. Había roto sus sentimientos. No esperaba ser rechazado pero podía entender. Lo había secuestrado un par de horas amarrado en un sótano.

Esa noche Oliver no durmió. Las luces de la habitación de Franz no se encendieron en ningun momento. Esperaba poder verlo, un saludo, una sonrisa o solo que se dejase ver cómo siempre, pero no ocurrió. Temía ver las luces de la policía, pero tampoco pasó.

Conforme el miedo de Oliver se diluía el deseo de volver a tener a Franz se intensificaba.

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Franz esa noche en la ducha se paró adolorido bajo el agua y sintió de pronto caer el líquido espeso de Oliver de entre sus piernas. Más que espantarlo, el hecho lo excitó involuntariamente. No se atrevió a prender la luz de su habitación en ese momento, simplemente se recostó en su cama con el dolor en la parte baja de su espalda pero lejos de molestarle la sensación, le gustaba.

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Prácticamente se había desmayado en la cama despertando de golpe al día siguiente con la alarma. Lunes, el peor día en el peor momento para Franz. Cerró los ojos con fuerza al sentir los golpes en su cuerpo, un recordatorio de Janet y sus hermanos. Por otro lado sentía las manos de Oliver apretarlo, mirándose al espejo las marcas que había dejado. Miró la ventana a sus espaldas algo serio pero luego sonrió con una expresión de locura. No podía creer que estuviese pensando en querer verlo de nuevo, se preguntaba qué tan pervertido podía ser él mismo al desear estar debajo de ese hombre que lo tocaba como si fuese la única persona en el mundo.

Los pensamientos no se apagaron en todo el día, en la escuela Franz había estado algo ausente pero con la postura de siempre, nadie lo conocía realmente por lo que no podían adivinar si estaba con un ánimo distinto.

Janet llegó pidiéndole perdón desesperada y Franz ya se había olvidado de ese incidente, simplemente la miró con la poca importancia que le daba y le sonrió contestando que no importaba, notándose su apuro por sacarla del camino.

La ventana. Esa ventana comenzaba a significar más que cualquier cosa en su habitación, le llenaba la mente priorizando el pensamiento de la silueta de Oliver y ser observado por él.