Vecinos Con Ventaja

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Era como si el cuerpo de Franz se encendiese una vez estimulado ese punto dentro suyo que Oliver alcanzaba fácilmente. Una vez embestido nada más importaba. Abrió su boca algo perdido con el placer mirándolo desde abajo con sus ojos humedecidos. Sus palabras le hicieron eyacular tiritando entre sus brazos, pero lejos de querer finalizar el acto se enderezó enseguida una vez más para alcanzar su boca, dándole a entender que no parara a pesar de tener la mano de Oliver con su líquido.

—     Más.. — susurró Franz hambriento mientras jugaba con su lengua sin cerrar esta vez los ojos, verlo era aún más estimulante.

A Oliver le encantaba ser la causa de sus orgasmos. Se sentía único en la vida de él. En todo el tiempo que llevaba observándolo desde la ventana nunca había visto esos gestos en él. Perdido y suplicando. Ni siquiera las besaba cuando se centraba en llegar al climax, como si se tratase de muñecas, mientras en los brazos de Oliver, Franz se derretía húmedo y sumiso, acatando, aunque de mala ganas al comienzo, lo que Oliver le pedía.

—     Me besas para que siga o porque realmente quieres besarme? — soltó su garganta robándole un beso rápido. Lo volvió a colocar apoyado en sus rodillas y manos. Y comenzó a embestir buscando su propio placer luego de hacerlo llegar. Le sujetaba la cadera para ayudarse a retener su cuerpo y poder entrar profundo, Le gustaba cuando Franz trataba de apartarlo un poco, significaba que había llegado a ese punto que buscaba. Tan profundo que conseguía algún que otro gemido agudo y agitado de dolor

Franz no pudo responderle, las penetraciones no le permitían emitir nada más que gemidos y quejidos adoloridos y a la vez placenteros. Poco a poco fue apoyandose en sus codos hasta recostar su pecho en el sofá con su mejilla apoyada en él, aunque a veces levantaba la cabeza al sentirlo demasiado profundo haciendo de sus gemidos convertirse en reclamos.

Oliver estaba rompiendo cada uno de los esquemas que tenía visualizado en el sexo, le desconcertaba estar dispuesto a ser dominado y hasta abrirle las piernas a Oliver con tal de obtener ese placer adictivo, pensaba que estaba averiado como hombre pero su cuerpo era una pieza perfecta para encajar con el cuerpo de Oliver. Hasta su altura, su tamaño, todo facilitaba el acto, como si estuviese predestinado a él, odiando ese pensamiento. No tenía idea como iba a volver a ser normal, o si podría sentir eso con alguna otra chica, muñecas que soportaban actuando tímidas y ni siquiera lo tocaban esperando que hiciera todo. Sentirse deseado y comido era la gloria. Comenzó a agitarse más de lo normal y quejarse como si fuese a caer, intentando verlo para avisar su segundo orgasmo, le dolía el orgullo pero necesitaba aferrarse a Oliver en los orgasmo, le asustaban lo intensos que podían ser.

Oliver estaba apunto de llegar recostándose sobre el cuerpo de Franz mientras se movía en ondas. Su abdomen se adaptaba a la curva de su espalda y su pecho sobre los omóplatos de él. Besaba su cuello y mejillas teniéndolo apretado a él, nuevamente posesivo.

—     Llega conmigo… — susurró embistiendo rápido buscando acelerar también a Franz que comenzaba a gemir al ritmo de su cadera. — eso… así. — susurraba en su oído lamiéndolo. — un poco más… — frunció el ceño acariciando con su nariz la mejilla del chico y se derramó en él sin dejar de moverse. Oliver tenía un objetivo y eran los orgasmos de Franz, siempre.

Franz apretó sus brazos queriendo tener su respiración, su aliento, todo cerca de él en el momento. Ya no podía pensar si sus gemidos se escuchaban fuera de la casa o si su sumisión era demasiado evidente. Cerró los ojos con el ceño fruncido y tardó tres embestidas más para llegar luego de sentir a Oliver derramarse dentro suyo. Tembló con fuerza mientras echaba su cabeza hacia atrás y arañaba los brazos firmes de Oliver, hasta los dedos de sus pies se habían tensado.

Manchó el sofá entre sudor, saliva, semen y agua, un desastre que evidenciaba lo placentero que podía ser para Franz tener sexo de esa forma. Se dejó caer en el sofá quejándose al respirar, sintiéndose medio drogado y cubriéndose de calor con el pecho de Oliver, sintiendo su corazón latir y golpear en su espalda como si fuese a salir.

Stalker Next Door (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora