Fiebre.

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A pesar de que el sexo les había robado momentos de sueño, Oliver durmió mejor que nunca. No había despertado a media noche angustiado, ni había escuchado a su madre moverse en los pasillos o llorar. Había abrazado a Franz toda la noche posesivo temiendo que se fuera a alguna parte pero el aroma de su cabello y de su piel le entregaban una paz profunda.

La alarma sonó a las 7, probablemente su alarma también estaría sonando allí, en la otra ventana. Oliver se movió poco a poco no queriendo molestarlo. Le había prometido irse temprano en la mañana y cumpliría. Debía ser meticuloso con él. No permitirle dudar de eso que tenían. Le besó la mejilla buscando la ropa por la habitación algo atontado aún por el sueño.

Franz suspiró quejándose algo caprichoso entre sueños al ser movido y privado del calor del cuerpo de Oliver. Aún así no despertó ni con la alarma apagándose sola. Estaba demasiado cansado para siquiera moverse.

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Franz sintió vértigo despertando de golpe viendo que estaba solo. Se apresuró a ver la hora, las dos de la tarde.

Se sentó en la cama pasando su mano por su cabello, primera vez que se quedaba dormido. Sintió la punzada en la parte baja de su espalda quejándose, recordando la noche que tuvo con Oliver, acto reflejo miró la ventana. Suspiró jugando con la sabana entre sus dedos algo indeciso. No podía permitir que eso que tenían llegase más lejos, se sentía demasiado vulnerable frente a la idea, desconocía todos esos sentimientos. ¿Esos eran los pensamientos que habían tenido las chicas por él? Negó con la cabeza intentando reponerse. Debía ser productivo y sentía que estaba desperdiciando demasiado tiempo.

Oliver esa mañana llegó a su habitación cuando su madre harta de escuchar la alarma había entrado a apagarla. Lo cuestionó sobre dónde había estado, pero pudo dar una excusa que satisfizo a su madre que regresó al cuarto molesta.

El ánimo de Oliver iba cambiando conforme se relacionaba con Franz. Sentía que su vida mejoraba. No todo era tan gris ni estaba tan podrido. Lograba concentrarse en sus estudios y trabajaba con energía aunque ciertos pensamientos se colaban al final del día poniéndolo celoso.

A este punto de sus encuentros Oliver, aunque sabía que era el único que podía complacer a Franz había comenzado a tener recelo de las mujeres que podían llegar a aparecer en su casa, pero sobretodo lo ponían de mala sus amigos varones. Generándole unas inseguridades horribles.

Franz comenzó a exigirse cada vez más hasta no tener tiempo para nada más que la escuela. Estaba sumido en ese estrés y Oliver llegaba a su cabeza cada tanto odiando necesitarlo. Pensó que el contexto que estaba viviendo en ese entonces había provocado esa necesidad por él. Quizás si experimentaba con otros se daría cuenta que daba igual la persona con la que estuviese, solo tenía que ser hombre. Esa idea se apoderaba cada vez más de su cabeza.

No se dio cuenta del descuido de salud hasta despertar ese sábado con una fiebre alta. Intentó levantarse pero apenas se sentó tuvo que acurrucarse bajo las sábanas con escalofríos. Agradecía que su padre se encontrara viajando, siempre lo molestaba aún más verlo así. Franz también se detestaba enfermo, desde que conoció a Oliver comenzaba a sentirse cada vez más vulnerable.

Oliver suspiraba decaído. Llevaba días sin ver a Franz y sus inseguridades aumentaban. A veces lo veía concentrado en sus estudios y se motivaba a hacer lo mismo sintiendose acompañado, pero Franz ni siquiera lo miraba. Algo había cambiado. Se había atrevido a volver a seguirlo pero lo veía distraído, en su mundo, y sin socializar demasiado. No entendía.

El sábado amaneció algo fresco. Supuso que Franz estaría estudiando desde temprano, se asomó a la ventana viéndolo aún acostado.

Pasaban las horas, ni siquiera se había despertado para el medio día, eran demasiadas horas y sabiendo lo responsable que era lo inquietaba. Miró las piedritas decorativas de un adorno. Una a una fue arrojandolas a la ventana sin mucha fuerza, solo para llamar su atención. Jamás le había pasado su número de teléfono aunque supuse que ni siquiera le hubiese respondido en ese momento. Iba por la décima piedra perdiendo la paciencia.

Stalker Next Door (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora