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Ya era casi la hora a la que había acordado quedar con sus amigos, sin embargo el menor se había atrasado un poco ya que estaba algo indeciso respecto a que ropa ponerse. Como siempre, iba a llegar tarde.

Le mandó un mensaje a Tomás comentándole el pequeño percance para que fuesen tomando unos tragos y no se preocuparan por su tardanza.

Salió de casa cogiendo una chaqueta y comenzó a caminar hacia el lugar que habían acordado. Siempre quedaban en el mismo sitio ya que quedaba bastante cerca de la casa de varios de su grupo de amigos y el sitio no estaba tan caro como otras discotecas de la zona.

Al entrar, la música comenzó a invadirlo al igual que el olor a alcohol. Se abrió paso entre la multitud que se encontraba en la pista de baile.

Por fin divisó a su grupo de amigos en cuanto vió a uno de ellos hacerle señas con la mano para que lo notase y se acercase.

Cuando estaba a punto de llegar, lo vió, vestido con unos jeans negros y una de sus sudaderas favoritas. Estaba empezando a pensar que nada podía quedarle mal a Ivan Buhajeruk, incluso dormido estaba lindo.

Saludó a todos, intercambiando breves miradas con el pelinegro, el cual rápidamente apartó la mirada.

Se acercó a la barra y pidió un trago. Cuando se lo entregaron, regresó con sus amigos, los cuales estaban hablando de una salida que hicieron el otro día. Sentía una mira fija sobre el, y efectivamente, al girarse, vió a Ivan mirándolo con una sonrisa de lado.

Lentamente, la mirada del pelinegro bajó a sus labios y parece que se arrepintió porque la subió se nuevo y giró su cabeza fingiendo que prestaba atención a la conversación de los demás.

Estaba tomando un trago con Tomás y los demás ya que Rodri avisó que iba a llegar algo tarde.

La verdad, pocas veces había estado tan nervioso en su vida, pero intentó disimularlo bromeando con sus amigos o sacando temas de conversación para distraerse.

Cuando uno de sus amigos levanto la mano y comenzó a moverla en el aire, dirigió su mirada hacía donde miraba el contrario, encontrándose con el causante de su nerviosismo.

Ahí estaba Rodrigo Carrera, con una expresión confundida, ya que no lograba localizarnos, y con ese aura que desprendía que lo hacía tan atractivo y tierno a la vez.

Compartimos miradas durante un breve momento justo antes de que se retirase para pedir una bebida y lentamente mis ojos se deslizaron hacia su parte trasera.

Joder Iván, para ya, es solo tu amigo - pensó, pero sin quitar la mirada de su cuerpo - mierda, se ve muy lindo.

Rodrigo volvió y debió notar su intensa mirada porqué se volteó hacia el con una ceja levantada y una mirada inquisitiva.

No pude evitar mirar sus labios, algo húmedos por la bebida que estaba consumiendo. Automáticamente, regresé la mirada a mis amigos algo avergonzado al notar las sangre subir a mis mejillas, agradecía la oscuridad del lugar por que si no Rodrigo me habría visto rojo como un tomate.

Intentaba concentrarme en la conversación que mantenían mis amigos pero se me hacía imposible teniendo a ese enano tan jodidamente atractivo tan cerca mia.

De nuevo no pude evitar mirarle y para mi sorpresa, el hacía lo mismo. Lentamente, llevo su vaso a sus labios tomando un trago de su bebida y esbozando una sonrisa ladeada. Ese hijo de puta quería provocarme.

Y claro que lo estaba consiguiendo.

Yo imité su acción anterior terminando mi vaso y levantando la ceja, retándole a lo que a continuación iba a proponer disimuladamente.

- Oigan, voy a por otro trago, enseguida vuelvo.

Parece que lo entendió por que se limitó a soltar:

- Te acompaño, yo también necesito otro trago.

Ambos caminamos hacia la barra uno al lado del otro. Al llegar pedimos nuestras bebidas al camarero y yo me apoyé en la barra mirándolo a los ojos.

Me acerqué a su oído y susurré:

- Que intentas Carrera?

- Yo nada, Buhajeruk- me dedicó una pequeña sonrisa.

Hablaba cerca de mi oreja lo cual me hacía leves cosquillas en el cuello, provocándome.

- Se lo que pretendes, y no lo vas a conseguir.

- Y que intento según tu Ivi?- Joder, amaba cuando me llamaba así.

- Ya lo sabes, pero también sabes que esta vez no va a funcionar- pase mi mirada por sus labios y después por su cuerpo.

- Eso ya lo veremos.

Nuestra conversación se vió interrumpida por el camarero, resulta que nuestras bebidas llevaban servidas un buen rato y se estaba formando cola ya que ambos estábamos embobados en nuestro pequeño "juego"

Tranquilízate Iván, esta vez no vas a dejarte engañar por los encantos de ese maldito enano, puedes aguantar- me dije a mi mismo.

Pero, ya sabía que todo eso eran mentiras, por que cada minuto que pasaba intentando contenerse para no caer ante los encantos del menor, hacían que sus deseos de estamparlo contra una pared y besarlo creciesen.

𝘿𝙧𝙞𝙣𝙠 - RodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora