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Cuando Sirius se despierta, lo primero que ve es la cama vacía a su lado antes de girarse un poco para observar la habitación; la luz del sol se ve anaranjada debido a las cortinas, las cuales se mueven ligeramente por el viento, y el ruido de la ciudad despierta se escucha de fondo. Se sienta todavía cubierto por las sábanas y estira sus brazos escuchando su cuerpo crujir levemente, pasando una mano por su rostro y cabello (ahora negro), logrando despeinarlo. Se queda ahí, sentado en medio de la gran cama con los ojos cerrados y después de unos segundos de debate mental decide acostarse de nuevo para descansar un poquito más. No sabe qué hora es o qué día es, pero él no tiene ganas de hacer nada esa mañana.
Eso, hasta que escucha el chirrido de la puerta siendo abierta y un par de pasos acercándose cuidadosamente, quizás para no despertarlo. Sonríe escondido en las almohadas, escuchando el susurro de las ropas y sábanas al moverse, y sintiendo el peso extra subir a la cama. Entonces tiene a un cuerpo sobre el suyo, con un par de labios dejando húmedos y pequeños besos sobre sus hombros descubiertos. Ríe por las cosquillas que los besos le causan, para después sentir el peso de la cabeza ajena dejarse descansar sobre su espalda desnuda. Ambos se quedan en silencio unos instantes, donde el ruido del ventilador es el único sonido de fondo junto a los ladridos lejanos y los coches pasando.
— Sev ~ — llama en un murmuro, sacudiéndose un poco para intentar quitárselo de encima, pero el aludido no hace más que acomodarse mejor aún sobre él, poniendo todo su peso sólo por molestar — Sev, me aplastas ~
Su novio por fin le obedece, alzándose un poco sólo para sostenerse de sus brazos y dejarle el suficiente espacio para que lograra girar, teniéndole frente a frente. Severus le sonríe dulcemente, sus oscuros ojos brillando en ilusión, demostrándole mudamente todo el cariño que le tiene. Y Sirius le imita, aún con sus ojitos somnolientos, le sonríe ampliamente, dejando descubierto aquel pequeño hoyuelo a un costado de su comisura derecha y ese adorable diente chueco. Sus mejillas están un poco hinchadas debido al haberse apenas despertado, con sus cabellos oscuros cubriendo su frente de manera despeinada, mirando hacia diferentes direcciones. Se ve tan tierno de esa manera que Severus no puede evitar mimarlo, comenzando a repetir rápidos besos por todo su rostro, sacándole una risita risueña. Entonces se acuesta a su lado, con Sirius refugiándose en sus brazos y escondiendo el rostro en su pecho, logrando sentir un poco de aquel aroma varonil que emana.
— ¿Qué hora es? — cuestiona bostezando profundamente, tallándose un ojo con su puño y alejándose un poco sólo para verle responder.
Una huesuda mano se alza con tres dedos, para luego levantar cuatro juntos cerniéndose sobre su pulgar, para finalizar con empuñar la mano dejando índice y pulgar tocándose, separándose y luego volviendo a tocarse. Sirius se sorprende, abriendo los ojos desmesuradamente al tiempo en que se levantaba velozmente, ¡son las 9:20 de la mañana y él seguía durmiendo! Ignora la sonrisa burlona del chico que nunca habla, su novio, mirándole sacudirse el cabello y se apresura a entrar al baño ignorando estar completamente desnudo. No tiene tiempo para avergonzarse sobre ello, ¡va tarde a su trabajo!
— ¡Sev, debiste despertarme hace horas! — le reclama, escuchando sus pasos acercándose al tiempo en que enciende la regadera y gruñe al sentir la lluvia artificial caer estrepitosa contra su cálida piel — ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Está fría, joder!
Severus se ríe mudamente, totalmente divertido por el desastre que se ha vuelto el chico en tan sólo unos pocos minutos. Sirius se asoma por la puerta corrediza mirándole con el ceño fruncido y un puchero inconsciente, su cabello completamente mojado goteando por su rostro y el agua resbalándose por su cuerpo. Sus rechonchas mejillas encendidas también y todavía un poco hinchadas.
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TBWNT- SiriusxSeverus
Fiksi PenggemarDurante los años en que vive en aquel edificio todavía no conoce el nombre del chico callado que vive justo enfrente. Ni un apellido, ni la edad exacta, ni un indicio de su identidad; intenta no sacar conclusiones extrañas como que el vecino fuese a...