Parte 2

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Mientras caminaba por los concurridos pasillos del instituto, con la mente ajetreada y plagada de dudas, una voz proveniente de una fémina robó mi atención.

-¡Hey, Yuu!

Viajé mi mirada detrás mío, observando a Mikaela quién estaría trotando a un paso moderado, hasta estar a una distancia cercana a la mía.

Estando a punto de saludarle como era habitual cada mañana, me percaté de que en su semblante había nacido una mirada molesta. Cuando pone esa mirada realmente da mucho miedo.

-¿Sucede algo?.- cuestioné temeroso.

-¿Porque me ignorabas? Estuve intentando hablarte desde que te ví salir de tu casa, pero nisiquiera me volteabas a ver.- infló sus cachetes creando un gran puchero.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que nisiquiera me percaté de ella.

Excelente, Yuu. Más amigos como tú.

-L-lo siento.- articule mientras me salía una gota de sudor.- Ya sabes que aveces estoy en mi mundo y no me fijo de lo que sucede a mi alrededor.- expliqué tratando de apaciguar su enojo.

-Bueno, tienes razón. Siempre has sido así.- suspiró. Su enojo se diluyó. Hoy por suerte sobreviví.- ¿Te sientes bien? - cuestionó mientras se acercaba a mi rostro, inspeccionandome.

-Si, ¿porque?

-Tienes demasiadas ojeras. Otra vez te haz desvelado estudiando, ¿no es así? - arqueó las cejas.

No iba a decirle que si, que no pude dormir toda la noche y, más aún, del extraño suceso con el gato. Lo que menos quería era que su enojo retornara. Por ende, giré mi cabeza de un lado hacia otro, dando una respuesta negativa.

-¿Seguro? ¿No estarás mintiendome, verdad?- cuestionó en un tono inconforme.

-¡Pero porsupuesto que no lo hago! Ya veo, así que no confías en tu mejor amigo...- Mika, aún con su carácter fuerte, era muy sensible en cuánto a sus amistades. Se sentía culpable si llegaba a hacer sentir mal a un amigo suyo. Dado a ello, me hice el indignado con el propósito de eludir algún regaño suyo.

-¡No, no! No fue lo que quise decir, lo siento.- mi carta del triunfo resultó victoriosa.

-En fin. Hay que darnos prisa o llegaremos tarde al exámen, ya sabes como se pone de gruñón el profesor en cuánto a la puntualidad.- sentencie apunto de girarme para digirirme al aula, pero Mikaela me detuvo.

-De eso quería hablarte. El exámen fue postergado hasta la semana que viene, justo por eso te estuve llamando pero nunca respondiste.

¿Entonces me la pasé estudiando y preocupado por nada?

Suspiré. En parte eso es un alivio, al menos podré repasar los temas y estar más preparado el día de la prueba.

-¿Entonces tendremos las primeras dos horas libres?

-¡Así es! Por eso te iba a decir si querías salir a hacer algo, le iba a preguntar a los chicos pero parece que ni Keith ni Dust vinieron, ni tampoco Devon.

En cuánto culminó su frase, divisé a la lejanía una figura reconocida.

-Hablando del rey de Roma.- hablé, causando que Mikaela mirase hacia sus espaldas, observando al igual que yo, a Devon quién estaría caminando por los pasillos de la escuela. Pero.. se veía muy.. ridículo.

Portaba unos lentes de sol - en pleno día nublado -, y caminaba de manera muy extravagante, como si fuera el protagonista de algún vídeo musical. Todos le miraban extrañados. Dirigí mi palma hacia mi rostro, avergonzado. Mika en cambio quedó absorta al verlo. Seguro también debe estar sintiendo pena ajena por él.

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