Ellos pueden fingir que nada había pasado, yo no.
Las manos de los Frost están sucias de sangre: de la sangre de mi familia. De la sangre de mi querida hermana.
Aurora
Solo pensar en ella hace que me duela el corazón y una molestia se instale en mi cabeza. Levanto la mirada de mi plato solo para fijarla en mis padres: primero observo a papá, noto su sonrisa forzada y sus ojos atentos a los movimientos de los hipócritas en nuestra mesa, desvío la mirada, ahora examinando a mamá, está rígida y tensa, disimula mejor su expresión que papá pero no su postura.
Ellos tampoco lo han olvidado o superado y mucho menos los han perdonado, pero cuando te quieres vengar acercarte al enemigo es la mejor forma. Seducirlo con riquezas, amistad, amor, lo que sea necesario para tenerlo entre tus manos y lo suficientemente blando para poder aplastarlo.
Ellos no son blandos, en absoluto. Pero todos tenemos puntos débiles, en la oscuridad siempre hay grietas y nuestra misión era escavarlas y golpear hasta derrumbarlos.
—Eres preciosa querida, deberías de sonreír más a menudo—la melodiosa voz de Isabela, la madre de la familia, llega a mis oídos. Me pregunto cómo una voz tan bonita puede pertenecer a alguien como ella. Mi mirada no denota más que desprecio , no puedo fingir, no hoy, no estoy lista.
Mamá me pide salir junto a ella en busca de aquel papel que unirá de alguna manera a nuestras familias solo con el objetivo que de hacerlos trizas.
En cuanto estamos alejadas del comedor, ella habla.
—Elizabeth, te pedimos que te comportaras—aunque la intención es reprenderme su voz es suave y comprensiva.
—No puedo. No puedo fingir. Los odio y lo sabes. Los quiero muertos ¿por qué no hacemos eso? Hagámoslo ya—suplico—están justo ahí, los examiné cuando vinieron y busqué en sus abrigos algun arma, pero no traen ninguna. Podemos matarlos.
Mamá me ve y por unos segundos creo verla dudar, casi ceder ante esa proposición tentativa, sin embargo se disipa el deseo y entra en razón, cosa que a mí me cuesta más.
—Ese camino nos costará más. Que nosotros los detestemos no significa que no tengan más clanes de su lado. Si los matamos, vendrán por nosotros—desvío la mirada, sintiéndome impotente—en cambio, si seguimos este plan los vamos a destruir y de ellos solo quedarán cenizas. Lo hemos estado planeado por 5 años, tenemos muchas posibilidades de ganar solo si todos colaboramos y seguimos estrictamente las reglas—me mira suplicante—Elizabeth, por favor—ruega.
Me quedo en silencio mientras ella busca algo en uno de los cajones del viejo estudio. Saca el papel, la pluma y la tinta.
—Está bien—acepto. Pero esta vez va enserio. Si ellos firman y caen ante la primera trampa debo colaborar si quiero vengarme.
—Sabes lo que tienes que hacer—dice ella antes de salir de la habitación. Suspiro, buscando la fortaleza en mi interior.
Era hora de cumplir con mi parte. Y sería menos complicado si no me hubiera enamorado de mi objetivo años atrás. No sólo perdí a mi hermana, perdí al amor de mi vida esa noche, la diferencia fue que a ella me la arrebataron y él selló su destino conmigo al traicionarme.
Cuando llegamos al comedor mis ojos apuntan a Anna, mi hermana menor. Había perdido a Aurora pero aún tenía a la pelirroja y eso me reconfortaba de sobremanera.
—Querido—mamá le entrega el papel y demás objetos a mi padre—Elizabeth, Annabelle, llegó la hora de retirarse—nos indica y ambas asentimos, espero a Anna para marcharnos de ahí y antes de cruzar el umbral escucho como le piden a él retirarse junto a nosotras. Mis músculos se tensan pero no pierdo la elegancia y continuamos el camino hasta el salón principal con Jackson a nuestras espaldas.
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Destinos Entrelazados
FanfictionFamilias destinadas a odiarse y destruirse. Rivales. Enemigos. Sangre. Muerte. Victoria. ¿Puede entre una guerra surgir el amor? Un amor imposible. Tan delicioso como probar la manzana prohibida del Edén. Destinados al fracaso y al castigo. Pero...