Capitulo 1:

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            Me miro como la quinta vez en el espejo de mi cuarto, de pies a cabeza, una y otra vez arreglando mi horrible cabello. Mis ganas de cortarlo me ganan, buscó entre los cajones una tijera, ¡solo pido una tijera!  ¿Qué estoy haciendo? No tengo ni la menor idea, mi rabia hacia mi cabello me controla. ¡He encontrado la desdichada tijera! ¡Aleluya!. Ya apunto de cortarlo le doy un último adiós.

-Adiós... maldito... -pongo una sonrisa maliciosa. Corto un pequeño mechón, respiro hondo lista para cortar todo, completamente todo mi cabello. Alisto la tijera ya a punto de cortar, hasta que de golpe se abre la puerta, asustada por el golpe se me cae la tijera de las manos. Levanto mi mirada hacia la puerta y para "Mi suerte" era mi madre, ya toda arregladita con un vestido color azul marino y un collar de perlas que le quedaba hermoso, admiro su belleza. Comienza a mirarme con la boca entreabierta ya sabiendo lo que había hecho, comienza con sus regaños:

-¡Lizbeth Charlotte Silva Martínez! ¿Estabas cortando tu cabello?

-Amm... no mamá –pongo mi carita de santa.

-No me mientas hija. Cortaste tu hermoso cabello. ¡Hay querida!

-¡Mamá... es horrible! –Empezamos con la discusión de siempre.

-Haber cariño, yo te ayudo. Siéntate. –me arrodillo sobre mi cama, ella agarra un peine, se sienta detrás de mí y comienza con la magia de sus dedos.

-¡Vas a quedar hermosa mi niña! –Dice detrás mío- ¡Listo! ¡Ve a verte! –pone una cálida y fina sonrisa. Camino hacia mi espejo de cuarto, comienzo a entrecerrar los ojos para mi sorpresa. Al llegar abro mis ojos como un búho.

-¿Y? ¿Qué te parece mi niña? –Se pone detrás y comienza a acariciar mi ondulado cabello bien peinado. ¿Cómo hace mi madre para que mi cabello quede... así, tan hermoso? Creo que es el toque que tienen las madres.

-¡Esta hermoso mamá! ¡Gracias! –me doy vuelta hacia ella dándole un abrazo y beso su delicada mejilla poniéndola de un color rosa.

-¡De nada mi niña! Bueno... ¿Ahora que te falta?

-Amm... ¡esto! –Le traigo un pequeño baúl para que ella lo abriera- ¿Me lo pones mamá?

-¿Que es cariño? –comienza a abrirlo. Cuando termina sus ojos se cristalizaron a punto de estallar en lágrimas- ¿Es... el colgante que te dio Facundo? –Su voz comienza a quebrarse- ¡Hay mi pequeño Facundo! –lagrimas salen corriendo por sus rosadas mejillas y pone el pequeño baúl en su pecho abrazándolo. Me duele verla llorando. ¿Qué he hecho? Has puesto a tu madre llorando solo por un colgante que te regalo tu hermano, que mal hija eres. Me dice mi subconsciente.

-¡Perdóname mamá! No quería que te pusieras así. Solo quería ponerme el regalo de Facu. No quiero verte llorando mamá. – ¡Aguanta tus lagrimas Lizbeth! ¡Aguanta las lágrimas!

-Tranquila cariño. Ven aquí. Quiero que lo lleves puesto. Es tan hermoso. Facundo tenía buen gusto para las cosas que te gustaban. –su tranquilidad me calma.

-Me conocía muy bien, mamá –Afirmo. Comienza a ponerme el colgante, el pequeño dije cae sobre mi pecho dejándolo a la vista, lo observo atentamente a través del espejo, el dije tiene la forma de una puerta. Recuerdo que se habría. Comienzo a abrir su pequeña puerta, una foto de él y yo, juntos cuando éramos niños. ¡Adoro esa foto! Facundo sabía muy bien las cosas que me gustaban, me conocía tan bien y yo tan poco a él. En eso me llega a la mente el recuerdo de cuando él me lo regalo, ese día en el que se fue y no supe nada más de él, siempre me pregunto el motivo por el cual se fue. Era tan cariñoso, alegre, un bromista de primera, todos los días el lograba sacarme una sonrisa en mi rostro de niña inmadura, también era molesto solo en ocasiones. Siempre fue así conmigo y mi madre pero no con mi padre. Nunca se lograron entender, siempre discutían en todas partes. Odiaba que hicieran eso. Fueron momentos horribles en mi mente. Hasta que creo que él no soporto vivir con eso, soportar a mi padre, y tomo la decisión de irse. ¡Odio esa decisión! Era una pequeña de 12 años y él solo tenía 14, muy joven para irse. Dijo que se iba a España a estudiar todo lo relacionado con la economía, y quedarse a vivir por ahí un tiempo. ¡Tan joven era! ¡Por dios! Mi padre acepto su decisión y pago todos sus estudios y el lugar donde se hospedaba.

"Juntos Por La Vida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora