Capítulo 7:

429 21 10
                                    

-¿Te gusta preciosa? –Me dice, con esa agradable voz que tiene, pasa sus brazos por mi cintura.

-Me encanta. –Digo con voz trancada. –Es precioso. –Me doy media vuelta hasta llegar que nuestras narices estén pegadas, no me controlo y rápidamente pongo mis manos sobre sus mejillas, mi amor no se reconoce e inmediato comienzo a besarlo, lento y suavemente.

Amo su sorpresa, es la primera es ser la segunda mejor maravilla que me han dado. Aunque tal vez ni es para mí. Un piano color dorado alumbrado con una pequeña luz que cuelga del techo lo ilumina. Alrededor hay varios instrumentos, logre ver violines, un chelo, flautas, tambores, panderetas y una batería a lo lejos.

Me separo de él dulcemente, abro mis ojos, su vista está fijada en mí.

-Se lo presto a Erick... ósea el piano se lo presto... este lugar es una escuela de música... más de cincuenta alumnos vienen... solo una persona sé que lo tocara mejor que nadie... -pasa su dedo pulgar por mi mejilla y comienza a dar pequeños círculos sobre esta.

-Quiero que este piano sea tuyo... -Espera un momento. ¿QUE? Mis ojos se abren asombrados. –Sé que tienes uno. Sé que te lo regalo Facundo, y no quiero que sientas que te regalo esto para que sea mejor que el de él. No nada de eso. Este piano te demuestra todo lo que te amo. Todo. Por favor, quédatelo. – ¿Qué vas a hacer Lizbeth? ¿Te lo vas a quedar? ¿O serás una chica mala y lo rechazaras? ¿Qué harás Lizbeth? No lo sé. No puedo aceptarlo, eso me lo dice mi corazón en el fondo, porque parece que ama este piano, y solo me lo quiere dar para demostrarme lo que ama, pero... ¿porque regalarme algo que ama? Y al parecer ama mucho este piano. También pertenece acá, o algo así, y no me gustaría que alguno de los alumnos de acá que tocan el piano no puedan hacerlo ya que es mío. Oh! ¿Qué hago? ... Ya sé.

-No podría aceptarlo... sé cuánto me amas. Lo demuestras en cada minuto que pasamos juntos. Yo igual te amo. Te daría todo de mí. Todo. –Agacha su cabeza, sus mejillas se ponen de un color rosa. ¿Se sonrojo? –Quiero que sea nuestro. No que sea mío. Sino de ambos. No lo aceptare como solo mío. –Levanta su mirada hacia mí, sus hermosos ojos están cristalizados. – ¿Te parece bien? ... Peter...

-¿Cómo haces para ponerme así? –Agarra su cabeza con ambas manos y camina hacia una banquilla que está al frente del piano. Baja sus manos y agacha su cabeza mientras su mirada se fija en el piano. Se sienta sobre la banquilla quedando sentado en esta al frente del piano, apoya sus ambos codos sobre las teclas de este haciendo que provoquen un ruido inaparente y abrumador.

Quiero estar junto a él, abrazarlo, acurrucarlo a mi lado.

Me acerco a pequeños pasos hacia donde está. Lo veo comienzo a ver de costado, aun tiene la cabeza sostenida por sus manos. ¿Qué pensara? No importa Lizbeth. Acércate a él y dale un pequeño beso fugaz.

Me siento sobre el pequeño espacio que quedaba al lado derecho de la banquilla, junto a él. Ni se mueve solo sigue como estatua. Apoyo mi frente sobre su hombro y dejo un pequeño beso en este.

-Me quedare con el piano... -Digo con voz ronca, ¡Oh dios! Tengo sueño.

-Me alegra saberlo hermosa.

-¿En qué piensas? –Pregunto.

-¿Enserio quieres saber? –Dice. Esa pregunta parecida a una respuesta no era lo que esperaba, no me gusta. Está pensando en algo feo de seguro. Levanto mi cabeza de su hombro.

-Igual quiero saber...

-Pensaba en los dos... en vos más que todo... -Baja sus manos de su cabeza y da una pequeña mirada hacia mí. Luego se queda atento con la vista fijada en el techo.-... Como hiciste para ponerme de estado recién, sentí que estaba alguien poderosa confiada de ti misma... Tomas una decisión y el mundo se abre ante ti... Estoy ante una persona que me ama. Que puedo llegar a una relación que va a crecer y crecer... Por primera vez... me siento seguro ante una decisión de mí mismo... quiero que seas mía y de nadie más. Solo mía Lizbeth.

"Juntos Por La Vida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora