"When the moon fell in love with the sun. All was golden in the sky. All was golden when the day met the night".
Era una tarde hermosa, demasiado hermosa. La brisa era fresca y cálida. Las hojas naranjas y amarillas brillaban bajo los rayos del Sol. El Sol, brillaba tanto que parecía verano. Lo que era bastante extraño, ya que era otoño. Pero todo aquello coincidía para hacer la perfecta tarde de otoño.
Y un joven se encontraba observando las maravillas de la naturaleza bajo su árbol favorito, aquél en medio del parque, mientras tocaba algunos acordes con su guitarra.
Los pájaros cantaban, el viento acariciaba sus mejillas con dulzura y nada, nada podría haber sido más hermoso.
Se dedicó a observar a su alrededor. Personas con sus amigos o familia. Padres con sus hijos jugando o correteando, parejas acostadas mirando el cielo. Hasta que su mirada se topó con algo, mejor dicho, alguien. Un rayo de sol caía sobre él y parecía un ángel, recién bajado del cielo.
Sus cabellos café oscuro estaban despeinados. Sus ojos no se llegaban a captar desde la distancia pero sí sus gruesos labios, que se apoyaban en una taza de cerámica.
Entonces la tarde dejó de ser perfecta, porque Ryan ya había encontrado algo que era aún más perfecto.
Colocó su guitarra en su espalda mientras se levantaba del verde pasto, con intensión de dirigirse hacia el dueño de toda su atención.
Caminaba despacio, quizás con miedo o con timidez.
Y no se encontraba a más de unos metros cuando el joven de cabellos oscuros y labios gruesos notó que alguien se acercaba a él.
Dejó su taza en el suelo, a la izquierda de él y lo observó.
"Hola", le dijo cuando ya Ryan estaba enfrente de él.
"¿Te molestaría que me sentara a tu lado?" preguntó, descaradamente, Ryan. El joven de gruesos labios le sonrió, un pequeño tono rosado apareció en sus mejillas. Pero finalmente asintió.
Ryan dejó su guitarra en el suelo, y se sentó a su lado. Lo observó y dedujo con una sonrisa que aquel joven era aún más hermoso cerca que de lejos.
"Oh, casi lo olvido. Soy Brendon, Brendon Urie" rompió el silencio, regalándole una sonrisa.
"Ryan Ross, un idiota que toca la guitarra" contestó el castaño, provocando una risita en Brendon.
"Yo también toco la guitarra, junto a otros instrumentos" agregó el último.
Ryan lo miró asombrado. Era lindo, tenía bonita sonrisa, tocaba la guitarra. Sí, la tarde había perdido su puesto número uno en la lista de perfección y el chico de ojos café había ocupado el primero, sin pensarlo.
"¿Tocas en alguna banda, o algo así?" preguntó, aún algo sorprendido. Su estómago se estrujaba dentro de él, eso no significaba nada bueno.
"No. Me gustaría, realmente. Pero no conozco ninguna banda, o algo así".
"Yo tengo una. ¿Quieres probarte? Soy el vocalista allí, pero no soy muy bueno".
Ahora el sorprendido era el joven a su lado, que lo miraba con la boca algo abierta y unos ojos un poco más grandes.
"Estaría genial. Gracias, Ryan" respondió, de nuevo con una sonrisa. Luego tomó su taza de, ahora que lo notaba, té.
Ryan sonrió y el dolor en su estómago creció y sí, era por aquel joven de ojos café llamado Brendon.
Miró el cielo brillante, el Sol que estaba tan radiante y su color era como el oro. Miró el cielo tan celeste y los árboles que parecían paraguas amarillos, naranjas y verdes. Miró a su alrededor, pero otra vez, Brendon superaba todo. En serio esperaba que fuera a probarse para la banda y así poder verlo a diario. No necesitaba escucharlo, ya notaba que tenía talento y ya decidía colocarlo en la banda, aún sí Spencer ni Brent lo habían visto. Pero no importaba nada, Ryan lo quería allí.
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Loving can hurt sometimes | Ryden.
Romance"Loving can hurt sometimes but it's the only thing that I know". Historia corta (short-fic) sobre Ryan Ross y Brendon Urie. Contada desde el punto de vista de Ryan, aunque va variando, y basada en su historia de amor, su banda, su despedida y el ti...