Harder than you know.

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"You said this would last forever. But now I doubt if I was your only lover".

Dudas, dudas y más dudas. Todo iba tan bien hasta que las dudas llegaron.

La cabeza de Ryan colapsaba de las dudas que tenía, especialmente sobre Brendon.

Todo comenzó cuando Spencer fue a su casa, se sentó en el borde de su cama, y luego de contarle que habían encontrado un nuevo bajista llamado Jon, se lo dijo.

Al parecer no era algo nuevo, ya había comenzado hace unas semanas.

Y también, al parecer todos lo sabían. Excepto Ryan, que era el último en todo. O quizás era muy idiota y estaba muy ocupado.

Muy ocupado enamorándose perdidamente de Brendon, mientras él estaba enamorándose de otra persona.

Todo a veces era muy injusto.

Comenzó, entonces, a dudar de las palabras que él le había dicho.

De sus "te amo", sus "para siempre", "me haces feliz", en los besos que le daba y los abrazos fuertes.

Todo era una gran duda.

¿Brendon realmente lo amaba? ¿O era todo una mentira? ¿Spencer mentirá?

Y especialmente la última resaltaba entre todas las preguntas que se hacía.

Porque confiaba en su mejor amigo, confiaba en él tan ciegamente. Pero nunca había visto a Brendon con alguien más. Podría haber sido una confusión. Podría haberse equivocado. Podría ser una amiga.

Pero también podría ser cierto...

*

Se encontraba acostado boca arriba en su cuarto, cuando su teléfono hizo un sonido y la pantalla se iluminó al instante.

Se acercó a su mesa de luz y lo tomó entre sus manos.

"Spencer:

¿Sigues sin creerme? Ve al parque. Allí verás que es verdad".

Confundido y asustado, con sus manos temblando y sus ojos apunto de lagrimear, se vistió rápidamente, tomó sus llaves y se dirigió rápidamente hacia su destino.

Tenía miedo, tenía mucho miedo. Porque de lo que vendría después dependía su relación con Brendon, sí así podría llamarlo.

Pero más miedo tenía por su corazón. Le había entregado su corazón al joven de cabello castaño oscuro y labios gruesos, ojos café y una gran sonrisa. Se lo había entregado sin pensarlo y ahí se encontraba, a punto de saber sí había destrozado su corazón o no.

El atardecer hacía ver los árboles un poco más oscuros y las nubes grises se hacían notar.

Había poca gente cuando llegó a su destino, pero unos minutos después no le fue difícil reconocer a esa persona que tanto amaba.

No pudo evitar sonreír. Porque él siempre lograba hacerlo sonreír, aún en las peores situaciones. Tal como lo era esta.

Pero entonces su sonrisa se borró, cuando una castaña de ojos azules brillantes, un poco más baja que él, le regaló una sonrisa a su amado y luego, juntó sus labios a los contrarios en un beso.

Entonces todos los besos, todos los abrazos, todos sus "te amo", todas las sonrisas, todos los sonrojos. Todo aquello fue reemplazado por aquella escena, aquel beso.

Y el cielo pareció sentirse igual, porque las nubes grises que antes ocupaban todo el cielo, ahora comenzaban a dejar caer sus gotas.

Ryan quedó quieto en su lugar, escondido atrás de su árbol favorito, con el corazón roto en mil pedazos.

Podía ver a Brendon reír, a su acompañante sonreírle tímidamente tal como él hacía. Podía ver cómo se besaban, cómo sus ojos se cerraban cuando lo hacía. Podía ver la fuerza de sus brazos cuando la abrazaba, los besos que dejaba en su frente.

Había pasado por tantas cosas horribles, habían jugado con su corazón incontables veces pero esta, esta sinceramente era la peor de todas.

Luego de unos minutos, se apoyó contra el tronco y lentamente bajó, hasta que estaba sentado en el pasto mojado.

Tomó su celular y sin saber cómo, llamó a su mejor amigo.

-Soy un idiota- fue lo primero que logró decir. -Un completo y gran idiota.

-No fue tu culpa, Ryan- contestó del otro lado de la línea.

-Si lo fue. Podría haber sido mejor con él, así no hubiese tenido que reemplazarme.

-No fue tu culpa. Diste todo por él. Él simplemente no era el indicado- suspiró fuertemente. -Lo siento. Siento que tengas que enterarte así de esto, pero necesitabas saberlo.

Un silencio ocupó la linea unos segundos, hasta que uno de ellos volvió a hablar.

-¿Dónde estas?- preguntó Spencer.

-Sigo aquí en el parque. No he tenido la valentía de hacer nada más.

-Ven a casa un rato. Podríamos escribir una buena canción sobre esto- habló otra vez y por primera vez desde que había llegado a ese parque, rió.

-Estaré ahí en 5 minutos- contestó sonriente y cortó la llamada.

Se levantó del suelo, sin importar haberse manchado. Acomodó un poco sus ropas y se fue caminando tranquilo. Porque ya nada importaba.

Y del otro lado, un muy culpable Brendon lo veía irse, sintiéndose la peor persona del Universo.

Quizás lo era...

Loving can hurt sometimes | Ryden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora