En el cuartel, los oficiales y los soldados se estaban preparando para ir en la caza de la bandida, incluso del Zorro, y en ese preciso momento apareció Enrique ataviado con su traje militar:
-Si ustedes van a ir a cazar bandidos pues yo les acompaño.
-De acuerdo, pero antes quisiera saber su habilidad con la espada, excelencia-Le dijo Velázquez.
-Bien, vamos a practicar y les mostraré que tan bueno soy-Respondió.
Poniéndose en posición, el comandante y el alcalde chocaron sus espadas, seguido de Fernando y de Francisco, hasta que practicó con el sargento y de susto casi le hunde el acero de su arma:
-Bien excelencia, sabe pelear-Dijo Velázquez.
-Claro, ahora preparen mi caballo y vamos a la caza-Ordenó el alcalde.
En las calles del pueblo, el sirviente mudo fue testigo de la salida de los soldados que marchaban bien armados como si fueran a la guerra, del cual les pareció sospechoso, y sin perder tiempo monto en su caballo y fue a decirles a sus amos.
Pero Bernardo no era el único, a la gente les pareció raro que los soldados vayan bien armados, incluyendo al alcalde, del cual, unos cuantos fueron a avisarles a la gente del campo.
Al regresar a la hacienda, el mudo le explicó todo con señas a Diego, del cual el joven se puso a pensar de que hacer y decidió:
-Sera mejor que el Zorro le ayude a la bandida, del cual lo hare por si llegan a enfrentarse con los civiles.
En una aldea de campesinos, aquellos civiles le contaron todo lo que vieron a la gente de ahí y decidieron defenderse y encarar a los soldados.
Ahí apareció la bandida que montando en su caballo se mostró como una líder y empuñando su látigo arengo:
-Hoy me uniré a ustedes para defender a nuestras familias en contra el yugo del tirano, quien quiera pelear que diga que sí.
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Cuando terminó de arengar, los campesinos, mestizos e indios se prepararon para defender su aldea. Pero uno de ellos se alejó sin que nadie lo viera y se dirigió hacia el bosque.
Aquel campesino no era más que un soldado infiltrado que le conto todo lo visto a sus jefes y estos opinaron:
-Se están preparando para recibirnos-Dijo Fernando.
-No importa, debemos actuar sorpresivamente, y recuerden que queremos a la bandida viva-Opinó el comandante.
-¿Y si aparece el Zorro?-Preguntó el sargento García.
-Si ¿Qué haremos?-Dijo Enrique.
-Igual, debemos capturarlos a los dos-Respondió el comandante.
Obedeciendo con las órdenes de su comandante, los soldados se dirigieron a la aldea de forma sigilosa sin ser vistos, algunos iban a prepararse para disparar de lejos, y los dos oficiales iban a estar atentos a preparar una segunda carga.