Wezen
No sé porque demonios había hecho eso, simplemente no lo pensé, solo actué.
Tenia una ligera sonrisa en el rostro aun cuando ya habían pasado quince minutos desde que le di el beso en la mejilla a Adhara. Su piel era muy suave, como de porcelana y había sido magnifico poder haberla tocado por unos efímeros segundos.
– ¿En serio? ¿Un beso en la mejilla? Wezen pudiste haber dado más– Issie estaba impaciente con ese tema desde que le conté cuando Enzo y yo llegamos con ella.
Issie era una de mis mejores amigas, dado que también era la novia de mi mejor amigo, pasábamos mucho tiempo juntos. Era alguien muy especial para mí, y debía admitir que era muy bonita. Pero no le daba pelea a cierta señorita de ojos avellana y cabello con mechas moradas y azules.
– Fue algo que no planee, de verdad. Fue un impulso, y ya deja de molestar con lo mismo.
Y vaya impulso me estaba matando, fue simplemente maravilloso.
Ya quería que fuera la salida para verla e irnos juntos a ver a Amaia, la pequeña del mal.
-Debiste haberla agarrado de la nuca y besarla de una buena manera – Las ideas de Enzo estaban tan locas que ni siquiera las tomaría en cuenta.
-Si hace eso, Adhara saldrá corriendo antes de que Wezen pueda siquiera tocarla.
El día estaba pasando demasiado lento para mi gusto, pero por fin habían tocado el timbre que daba fin a las clases.
Me apresure a ir al casillero de Adhara, sabía perfectamente donde era. La encontré batallando con unas cuantas cosas que estaba intentando meter en él.
– ¿Necesitas ayuda? – Digo aclarándome la garganta como la primera vez que hable con ella. Su mirada viaja rápidamente hacia mi al escucharme y veo que se le ha puesto la cara roja.
Que rojo tan más bonito, se convertirá en mi color favorito.
Me gusta creer que tengo algún tipo de efecto en ella, así como ella lo tiene en mí. Creo que nunca me había sentido así con alguien que apenas y conozco, por que, siendo sinceros, Adhara es un enigma difícil de descifrar. Yo estaría dispuesto a descifrarla de todas las formas posibles.
– Toma – Me tiende unas cosas que pesan bastante y guarda las demás en su casillero.
Cuando termina de guardar las cosas, nos apresuramos a ir a la parada de autobús.
– ¿Podemos ir en taxi? – Pregunta antes de que lleguemos – Yo lo pago – Se apresura a añadir cuando ve que no respondo – Es que es más sencillo, así no esperamos a que se llene, tendremos espacio de sobra, llegaremos más rápido, no tendremos que ver si hay espacio y si no hay alguno de los dos tendrá que irse para...
Detiene sus cavilaciones cuando le pongo las manos en los hombros. Lo dice tan rápido que su pecho esta subiendo y bajando a toda velocidad.
– Respira. Vamos en taxi– me apresuro a pedirlo por teléfono y no tardara mucho n llegar. Mientras tengo 7 minutos de tiempo muerto para conocer a Adhara. Mi mente empieza a formular preguntas que puedo hacerle para llenar este silencio, que, aunque no es incómodo, siento la necesidad de llenarlo de alguna forma.
– ¿Por qué eres voluntario? No ha de ser muy bonito ver a personas entrar y salir de un hospital ¿no? – estaba en lo correcto, era bastante triste tener que ver como familias pasaban noches enteras en vela esperando las noticias de sus familiares enfermos.
– Me gusta ayudar– susurro, espero me haya escuchado y que no pregunte más. Se da por finalizada la plática cuando llega el taxi y cada uno se sienta en las ventanillas, ella parece estar en su mundo y yo en el mío cuando recuerdo porque soy voluntario en un hospital. Ninguno de los dos hace un ademán de hablar con el otro.
Adhara
El humor de Wezen cambio drásticamente en el momento que le pregunte porque era voluntario. El mío también y no se bien por qué, pero solo quería llegar al hospital y ver a mi hermana, abrazarla y dejar de estar en este silencio que se esta haciendo eterno.
Cuando llegamos, saco mi cartera y Wezen hace un gesto con la mano de que ya lo ha pagado. Me apresuro a bajar del auto y siento que me sigue. El se detiene en el mostrador para registrarse y lo pierdo de vista cuando entra en el pasillo contrario al que voy yo. Así que no tuve la oportunidad de darle las gracias.
Tomo una bocanada de aire para entrar en la habitación de Amaia. Estaba acostada leyendo un comic de Marvel.
– ¿Dónde esta Wezen? – me pregunta mirando por encima de mi hombro y dejando de lado su comic.
–Hola a ti también, se ve que me has echado de menos – digo quitándome la chamarra y dejándola en el sofá/cama que hay en la habitación.
– No echare de manos a quien no viene a verme en más de una semana.
Trague saliva evitando la mirada de odio que me estaba lanzando como si su vida dependiera de ello.
– Pero ya estoy aquí ¿no?, es lo que importa– Mi sonrisa ladina pareció convencerla de dejar el tema porque se inclino para ver lo que traía en la mochila.
–Buenooooo, ¿Qué haremos hoy? ¿Pinturas? ¿A lo Van Vinci? – le enarque una ceja, divertida por pronunciar mal el nombre de uno de los pintores mas famoso de la historia.
– Es Da Vinci el otro en Vicent Van Gogh– le aclaro mientras saco los pequeños lienzos y las pinturas libres de olores fuertes que me costaron un mundo conseguir, solo porque Amaia no puede aspirar olores fuertes de ningún tipo.
– Es lo mismo. Tampoco es como si fuera a estudiar historia del arte o algo parecido como para tener que aprenderme los nombres de pintores que existieron incluso antes de que se descubriera el fuego. Ni siquiera creo llegar a la universidad siendo sinceros– cualquier rastro de diversión desaparece para ser sustituida por la tristeza.
– Cállate, no digas eso. Claro que lograras llegar a la universidad, así que déjate de tonterías y conviértete en la siguiente Frida Kahlo.
La tarde paso muy rápido. Hacia mucho que no pasaba tiempo con mi hermana. Al anochecer llego Wezen -que ni había hecho acto de presencia hasta ahora- a darle la medicina a Amaia y revisar que todo estuviera bien.
En todo el rato que estuvo aquí note que no paraba de enviarme miradas de reojo que hacían que mi sistema nervioso reaccionara de manera positiva.
Ya me entienden, cuando te gust... ¿Qué? No, eso no. No me gusta, me cae bien, solo eso.
Si tu lo dices...
Vale me estaba volviendo loca, eso seguro.
¿Este es uno de esos libros que tienen conciencia?
¿Eh?
¿Eh? Nada, nada.
Wezen seguía sin decirme nada, y eso me estaba desquiciando un poco. Cuando salió algo dentro de mi me dijo que lo siguiera y le preguntara si estábamos bien. Pero otra parte me dijo que era mejor darle espacio, ya hablaríamos cuando él se sintiera cómodo.
[***]
Jejejeje, cuanto tiempo ¿No? se que he estado demasiado ausente. Mis vacaciones de verano han terminado y no quería iniciar la escuela sin haberles subido capitulo nuevo.
Así que espero lo hayan disfrutado tanto como yo escribirlo. Aunque me llevo su tiempo porque, si, entre en bloqueo.
Me despido con un besote y las mejores vibras. ¡¡¡Muaaaaak!!!
PB
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Dos almas perdidas
Romansa¿La persona correcta llega en el momento indicado? Si, por que en mi caso llegó en el momento cuando yo veía que ya no tenía salida, cuando no veía la luz al final del túnel.