☆ Un admirador un tanto acosador ☆ TakeKisa

Capítulo 10

— ¿Quieres dejar de dar vueltas? —, Hanma se río mientras veía a Kisaki ir de un lado a otro dentro de la guarida de Valhalla. — ¿Qué te tiene tan preocupado? —.

Kisaki se detuvo pensando lo sucedido en la noche, cuando básicamente Takemichi lo acorralado en su cama e intentó manosearlo, solo para después caer dormido como costal de papas. Nunca había sentido tanta vergüenza en su vida, más que tuvo que irse a su casa con una erección. — …Nada —, con eso dicho siguió dando vueltas y mordiendo su dedo gordo.

Hanma bufo, — Por cierto, parece ser que el mayor de los Shibas sigue haciendo crecer Black Dragons, su hermanito, Hakkai es vice capitán de la Toman por lo que ha tenido problemas por eso y digamos que no lo trata muy bien a él como a su hermana —. El moreno paro al escuchar lo último, ya haciéndose una idea de lo que hablaba Hanma, y ese problema tarde o temprano explotaría en la cara de Toman. — ¿Qué haremos? —, preguntó haciendo referencia tanto con la expansión de Black Dragons como con los problemas que tienen los hermanos.

Se tocó mentón con el dedo índice y mirando al suelo habló, — Por ahora no haremos nada, esto lo pueden resolver ellos, pero mantenme informado de cualquier cosa —, sus ojos miraron directamente a los de Hanma, —  Mientras tanto nosotros debemos hacer más grande y más fuerte Valhalla, ¿entendido? —.

El más alto se paró de donde estaba y sonrió, — Si, capitán —, alargando la última sílaba, sus ojos se rasgaron al igual que su sonrisa creció.

— Con esto dicho, yo me voy —, dándose la vuelta se dirigió a la salida, sorprendiendo a Hanma, más al verlo irse repentinamente.

— O-oye, ¿a dónde vas? —.

— Necesito salir a ver algo, no te entrometas —, sin verlo se marchó, esperando encontrarse con alguien en específico.

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Kisaki estaba tan ansioso, esperando ver a su héroe como es rutina, donde al final las clases el saldría de la escuela, dirigiéndose con sus cuatro únicos amigos, para después despedirse o ir a la casa de alguno de ellos, luego haría la tarea con gran pereza, muchas veces dejando a medias la de matemáticas o simplemente no hacerlo ya que podría pedirle a Takuya que se lo pase, posterior a ello se pondría a hacer su cena, de la cual estaba seguro que sería un manjar, y tal vez masturbarse, en ocasiones solía hacer, cosas de la adolescencia, y por último se iría a dormir.

Una rutina bastante ordinaria, sin contar las veces que salía con sus amigos o iban a pelear con alguien, aunque en su vida de Takemichi se agregó a la Toman, donde cierto comandante se la pasaba arrastrándolo, lo cual en ocasiones solía molestar al de lentes pero que lo ha visto necesario para que Takemichi pueda escalar.

En ese día no habría reunión de la Toman y viendo como este se despedía de sus amigos solo podría suponer que sería un día normal.

Takemichi caminaba tranquilamente, Kisaki solo le seguía desde atrás. En ocasiones el rubio saludaba a las personas que pasaban, — Tan amable  —, susurro para si mismo, sonrojado y mirando atentamente a su amado.

Takemichi sintió unos ojos en su dirección que le causaron escalofríos, lo que significaba que estaba otra vez su acosador ahí, su corazón se aceleró y trago saliva, caminando más rápido para llegar a casa, su respiración se hacia más pesada.

Ya visualizando su casa aceleró su paso, pero una vecina le tapó el paso, quien le empezaba a sacarle plática entre risas, él siguió la conversación tratando de no ser descortés con la señora mayor, aunque sintiendo la pesada mirada, pero no por mucho ya que se despidió con la señora excusándose para ir al baño.

Delante de su casa sacó las llaves con su mano temblorosa que no le permitía abrir aquella puerta tan rápido como quería hasta que por fin cedió la cerradura, sus piernas habían empezado a temblar y su cara estaba tan roja. Camino más tranquilo dentro de su casa, se quitó sus zapatos cambiándolas por sus pantuflas.

La casa estaba tan silenciosa, el único sonido era el que hacia al subir las escaleras de madera, dentro de su cuarto dejó caer su mochila en cualquier lugar y se dispuso a desabotonar su uniforme. Se subió a su cama, sentándose en el lugar que sabía que era el adecuado para el ángulo de su ventana, abriendo sus piernas se quitó el cinturón y metió su mano para acariciarse sobre su bóxer.

Un suspiro salió de sus labios, sintiendo la electrizante sensación que se le daba su mano, dejó caer su cabeza para atrás.

Mordió su camisa mientras su mano acariciaba ahora directamente su pene, arqueado un poco su espalda, se empezó a masturbar, acariciándose de arriba abajo, procurando tocar los puntos más sensibles que le daban más placer, desde la ventana podía sentir una mirada ardiente dándole ánimos a seguir con aquel acto.

Sus dedos de los pies se doblaron de placer, su respiración se agitaba queriendo más, apretó sus piernas hasta que sintió un fuerte orgasmo llegar, viniéndose en su mano, permaneció sentado dejando que su respiración se regulará y discretamente miro a su ventana.