Batman: Ultima Risa (+21)

#1: En las manos del Payaso

Envuelto en la oscuridad, una pequeña luz se iba abriendo paso. Quemando las tinieblas como un fuego purificador, Bruce abrió lentamente sus ojos. Sus ojos le ardieron un momento por la presencia de una lampara que colgaba del techo, siendo esta la única fuente de luz de la oscura habitación. Emitiendo un quejido, el varón intento moverse; más esta acción le fue imposible. Pronto notó que se encontraba amarrado a una silla, y por más que intento romper las sogas con su fuerza, sus músculos estaban anormalmente relajados. Su cabeza no dejaba de darle vueltas, con un dolor tan grande que parecía que le habían fracturado el cráneo.

—¿Dónde estoy? —preguntó al aire, mientras se esforzaba por recordar.

—Bruuuuuce —exclamó una voz que Wayne conocía muy bien—. Veo que ya despertaste —dijo El Joker, con una gran sonrisa en su rostro.

—¿Q-Qué?

—Querido Bruce...— hablaba el payaso mientras arrastraba una silla contra el suelo. Colocando el respaldo de esta mirando hacia Bruce, se sentó cara a cara con este—. O prefieres que te diga: ¿querido Batman?

—¿De qué estás hablando? —preguntó Wayne, con temerosa confusión en su ser.

—Sé que eres Batman, así como sé que Dick Grayson es Nightwing, Jason "Pajarito resucitado" Todd es Red Hood y Timmy Drake es Robin.

—No sé de qué hablas.

—No debes fingir ante mí, Batsy. Conozco perfectamente tus secretos —aseguró el payaso, inclinando su rostro hacia su enemigo—. Los más oscuros y perversos. Pero está bien, si así quieres jugar entonces aceptó.

—¿Qué me harás?

—Voy a matarte para poder liberarte —afirmó el payaso antes de levantarse y empezar a caminar alrededor de su prisionero—. Al principio fue difícil de digerir; ¡Bruce Wayne es Batman! Luego lo comprendí, así como el Doctor Jekyll y Mr. Hyde, hay dos personalidades atrapadas en tu cuerpo, o tal vez muchas más —dijo el criminal mientras se detenía delante de Wayne, quien lo miro con confusión—. Déjame explicarte: esta el Bruce Wayne que todos conocen, el playboy filántropo borrachín y alocado adicto a las fiestas. Luego el Bruce real, aquel que valora la vida por sobre todas las cosas. Y luego esta Batman, pero no el Batman que se deja ver cada noche, habló del verdadero Batman. —Joker apoyo sus manos sobre los hombros de Bruce y lo miró fijamente a los ojos—. Puedo verlo ahí adentro, como un animal enjaulado que busca la libertad. Batman es una bestia, una oscura entidad de venganza en busca de la sangre de sus enemigos. No quiere reprimirse. Oh no, no, no, no, no. Él quiere arrasar con todos como una tormenta de fuego. Quiere pararse sobre los cadáveres de sus enemigos y alzarse victorioso entre las llamas. Sin embargó Bruce, el verdadero Bruce, siempre lo reprime e impide que Batman se desate por completo. Batman es un animal que solo sale con una cadena en su cuello y en cada miembro. Es un títere peligroso que Bruce usa para hacer lo que no tiene el valor de hacer, pero tampoco lo deja llegar muy lejos. Yo voy a liberarlo, pero para destrozar sus cadenas mentales debo matar a Bruce Wayne y al falso Batman.

Bruce sacudió un poco su cabeza, aquellas palabras sumadas al estado de desorientación que traía encima eran demasiados para él en ese momento.

—Dime, Bruce, ¿recuerdas cómo te traje aquí? —preguntó, ganándose la mirada atenta de Wayne. —¿Recuerdas las bombas de humo atravesando las ventanas de tu mansión? ¿A mi o a mis hombres rompiendo la puerta?

—Alfred —murmuró con debilidad, empezando a recordar.

—¡Recuerdas a Alfie! Él está por aquí, o por allá, lo importante es que vino con nosotros.

—¡Escúchame bien! —gritó Bruce, explotando en colera—. ¡Le llegas a tocar un pelo y te juro que...!

—¡Ahí está! —interrumpió con emoción el payaso, señalando con su mano al hombre postrado frente a él—. Esa furia asesina que es realmente Batman. Pero no es suficiente, sé que hay mucho más debajo que aún está contenido. Tal vez con Alfred no sea suficiente. —El Joker caminó hasta quedar nuevamente detrás del varón, terminando por apoyar sus manos en los hombros de este y empezar a masajearlo. Como si de una serpiente venenosa se tratase, se inclinó levemente sobre su enemigo y aproximó su rostro al oído de este—. Voy a obligarte a ver como destrozó a todos los que te importan hasta que mueras y Batman pueda renacer —aseguró con una voz inquietantemente calmada, pero sumamente espeluznante. Un frío recorrió la espalda de Wayne al escuchar eso pues no le importaba lo que le hicieran a él, pero no podía soportar la idea de que le hiciera algo a su familia.

—¡No te atrevas, Joker! —gritó con inmensa furia el varón, empezando a sacudirse violentamente en su silla. Ante aquello, el Joker simplemente caminó hacia la puerta entre carcajadas—. ¡Aléjate de mi familia! —vociferó mientras el peliverde no dejaba de reír y abría la puerta para salir—. ¡No me ignores bastardo! —exigió, mientras la puerta se cerraba, dejándolo solo en la oscuridad—. ¡Joker!